09 de Marzo de 2022
deportes |

Que Jorge Heitzmann no trabaje en Judo es un sacrilegio

Nos olvidamos de los viejos, que son lo que más nos enseñan. Los jóvenes de Esquel merecen un instructor como Heitzmann

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Dejar de lado a Jorge Heitzmann de cualquier proyecto deportivo es una sencilla falta de respeto. A lo sumo es no conocer lo que brinda el deporte o lo que es peor, no se entiende mucho de la vida. Al fin y al cabo, el deporte y la vida van de la mano.

 

Ayer hacíamos referencia a la desazón que tenía Osvaldo “El Negro” Sosa en conocer cuáles son los motivos de porque no trabaja dentro del ámbito del boxeo. Claro, tiene 73 años. ¿Qué me puede enseñar un viejo de 73 años? graso error si se piensa eso. Por eso estamos como estamos.

 

El “Negro” Sosa tiene ganas y la necesidad de sentirse útil en un ámbito al que le dio todo y que le brindó todo. El boxeo.

 

A los viejos no se los puede marginar. Se los debe apuntalar, se los debe cuidar, proteger y mimar.

 

Y nos acordamos de Jorge Heitzmann, otro referente (el referente) del Judo dentro de Esquel, dentro de la provincia y el país.

 

 

Quien practica este deporte conoce perfectamente las bondades de Jorge Heitzmann, sabe de sus conocimientos y de su pasión por el deporte.

 

Reconocido en muchos lugares del país, desconocido acá en Esquel.

 

No solo enseña un arte marcial que es milenario. Enseña valores, conductas, formas de vida. Enseña el respecto por el juego, por el rival y por las reglas.

 

Literalmente le pegaron una patada, en el lugar que todos imaginamos. Donde termina el saco. La patada fue ahí, después de muchos años de formar grandes judocas. Después de muchos años de formar grandes personas.

 

 

En septiembre del 2020 el profesor Jorge Heitzmann alcanzó la graduación de Sexto Dan en Judo y en el marco “del día del maestro” en aquel momento sus alumnos de la recordada Escuela Municipal de Judo de Esquel tuvieron el gesto de entregarle el diploma y el cinturón rojo y blanco que lo mencionó como un gran maestro en esta disciplina por demás milenaria.

 

Sus alumnos Pablo Colinecul, Martin Zacchino, Alejandro Mansilla y Javier Esponda tuvieron el honor de entregarle, en aquel momento la graduación de sexto Dan en nombre de la Federación Chubutense de Judo y de la Confederación Argentina de Judo.

 

 

Con el Sexto Dan se adquiere el cinto rojo y blanco y pasa a ser un maestro del Judo y de la vida. Ese diploma y el cinturón es una de las graduaciones más importante y no son muchos los que lo lograron en el país.

 

Esta graduación conlleva un gran reconocimiento por parte de todo el ámbito del judo y de las máximas graduaciones de la Federación Internacional.

 

Heitzmann vive en Esquel, aunque parece que muchos no se dieran cuenta o les gusta mirar para otro lado. 

 

Este maestro de la vida tuvo la posibilidad de viajar a Japón en dos oportunidades donde estuvo en el Instituto Kodokan, que es la meca del judo. En sus viajes, recibió la graduación de Segundo y tercer Dan.

 

“Nosotros sus alumnos sabemos lo que vale, donde intentamos adquirir, al menos algo, de lo mucho de sus conocimientos y yo particularmente soy un agradecido de las enseñanzas que nos deja él”, destacó en su momento Javier Esponda, uno de sus pupilos.

 

Ahora es momento de recapacitar y quienes tengan decisiones dentro del ámbito privado y estatal, sepan que Jorge Heitzmann no puede estar afuera de ningún proyecto, debe ser material de consulta permanente.

 

Hay tiempo. Todavía se puede remendar graso error.

 

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