El Código de Planeamiento Urbano aprobado en 2021, bajo la Ordenanza Nº 207, prometía potenciar el turismo en Esquel y sus alrededores. La realidad de hoy -en la ruta que une nuestra ciudad y Trevelin- dista mucho de ese objetivo. ¿Cómo hemos llegado hasta acá?
En lugar de un corredor visualmente atractivo, la ruta que nos une con Trevelin, se está convirtiendo en una sucesión de galpones industriales que empañan la belleza natural de la zona. No ha sido de un día para otro, sin embargo, estamos a tiempo de parar con estas construcciones que distan del objetivo de potenciar -desde todos los ángulos- el desarrollo turístico de Esquel.
Un código que prometía más de lo que ha cumplido
El Código de Planeamiento Urbano reemplazó al de 1998 con grandes ambiciones. La Ordenanza que entró en vigencia en el 2021, entre sus fundamentos, planteaba la necesidad de una normativa que acompañara el crecimiento turístico de la región. Esquel -decía- cabecera de la zona noroeste de Chubut, debía prepararse para un futuro competitivo, ordenando su expansión y preservando la calidad visual de sus corredores naturales. Se anotaba la necesidad de la “puesta en valor de las rutas de acceso”. Con estas premisas, el tramo de la Ruta 259 que conecta nuestra ciudad con Trevelin es parte de uno de estos corredores turísticos, cuyo atractivo debía ser preservado.
Sin embargo, los redactores de este código parecieron olvidar un detalle fundamental: la protección visual del paisaje. Dada su responsabilidad y a pesar de las profesiones directamente vinculadas a la arquitectura y la ingeniería del entonces intendente Sergio Ongarato y el expresidente del Concejo Deliberante, Gerardo Filippini, ambos aparentemente pasaron por alto el impacto que tendrían las nuevas construcciones industriales en este corredor. El plano de la ciudad, anexo a la Ordenanza en cuestión, de una simple mirada -sin tener que leer cada artículo minuciosamente- da cuenta del área flexible que permite este tipo de construcciones. Así las cosas, la belleza innata de esta ruta, que debía ser un atractivo para el turismo, se está viendo invadida por edificaciones que desentonan con el entorno natural.
Una visión turística que se contradice en los hechos
El turismo es una de las principales fuentes de desarrollo económico tanto en Esquel como en Trevelin. La actual gestión estatal ha enfocado su inversión en poner en valor la naturaleza de la región, tomando en cuenta muchas aristas, entre ellas la de evitar la contaminación visual. Sin embargo, esta visión choca con la realidad en la Ruta 259 y con el Código de Planeamiento Urbano, aprobado en el 2021. El paisaje que debería servir como antesala a la experiencia turística en ambas ciudades está siendo colonizado por galpones y estructuras industriales, que no solo rompen con la armonía natural, sino que afectan negativamente la percepción del destino.
El código actual no contempla ningún mecanismo para frenar esta expansión descontrolada de galpones. Si la situación sigue avanzando en la misma dirección, el corredor Esquel-Trevelin, en lugar de ser un atractivo turístico, se convertirá en un recorrido poco interesante, marcado por un caos visual que contrasta con la belleza natural que debería prevalecer.
El desafío de equilibrar crecimiento e identidad
La imagen de un destino turístico es una construcción multidimensional. Para atraer y retener a los visitantes, es fundamental que el entorno natural se mantenga coherente con la promesa turística.
La solución pasa por prohibir la construcción de galpones en la ruta que conecta Esquel y Trevelin, ya que esta vía es el vínculo esencial con la mayoría de los recursos turísticos de ambas ciudades. Esto no implica eliminar la presencia de estructuras industriales, sino regular dónde y cómo se desarrollan. Se debe mitigar el impacto de los galpones ya existentes regulando la estética de su entorno, para que se integren de manera armónica con el paisaje. En ciudades turísticas de todo el mundo, las zonas de tránsito hacia los principales atractivos se protegen de esta manera, garantizando que el crecimiento industrial no comprometa la identidad visual ni el atractivo turístico.
Todavía estamos a tiempo: un futuro en nuestras manos
Aún es posible corregir el rumbo. Con una planificación adecuada, el corredor Esquel-Trevelin puede mantener su atractivo natural y consolidarse como único en la Patagonia. Pero esto tal vez necesita de una actualización del Código de Planeamiento Urbano que contemple, de verdad, la protección visual de la zona.
No basta con redactar ordenanzas que hablen de crecimiento turístico, es necesario que estas normativas se apliquen con visión estratégica y coherente. Si realmente nos interesa el turismo como motor de desarrollo económico, debemos actuar ahora, antes de que el paisaje que tanto atrae a los visitantes sea arruinado.