- Por Lelia Castro -
Víctor Kevin Roberts nació en Esquel pero recuerda que toda su infancia transcurrió en el campo en la zona de Nahuel Pan, hasta que tuvo que comenzar la escuela y se trasladó a nuestra ciudad. Años después e influenciado por su entorno, habría de migrar hacia la ciudad de La Plata para estudiar veterinaria. En el año 86' obtiene su tan ansiado título y logra retornar a su lugar de origen.
“Tengo recuerdos lindos, siempre ligados al campo por eso mi decisión de irme a estudiar fue hacia eso, y por suerte pude trabajar en ese ambiente también”.
Víctor considera que su ética de trabajo la heredó de sus padres. Recuerda especialmente salir de la escuela y que esté su padre, esperándolo para ir a cumplir sus tareas en el campo: “Nosotros siempre lo ayudábamos de chiquitos”. Respecto a su madre, la describe como una gran ama de casa que siempre estaba pendiente del progreso de sus hijos en la escuela: “Ponía la nota dura en los quehaceres diarios”. Después de un paso fallido por Aerolíneas, y gracias a la insistencia de uno de sus primos, Victor accede a irse a La Plata para estudiar veterinaria.
“Trabajé un año en Aerolíneas acá en Esquel y no me gustaba. Encerrado en una oficina no me veía toda la vida”.
“Yo ingresé primero como ayudante, en ese momento se llamaba MEP (Maestro de enseñanza práctica). Así que así empecé, ayudando en las partes prácticas a los chicos con los cerdos, los ovinos, en tambo”.
Ya recibido, Víctor tuvo que pasar por muchos trabajos hasta poder asentarse: desde el Frigorífico Esquel, hasta el INTA, pasando por el sector privado. Gracias a la recomendación que hace un colega, en el año 99’ llega a la Escuela N°740 EMETA: “No me gustaba mucho -pensaba yo- la docencia”. Aunque al principio no parecía del todo convencido, el ambiente de trabajo propio de esta institución hizo que comenzara a amigarse con la idea de ser docente.
“Era lindo porque había muchos colegas veterinarios también trabajando como profesores. Uno compartía conocimientos, cursos”.
Un cambio en el plan de estudios crea las materias “Ovinos” y “Porcinos”, y le brinda a Víctor la posibilidad de pararse frente a un aula con la figura de profesor. Hasta su jubilación trabajó de lunes a jueves dando clases, mientras que el viernes, sábado y domingo lo dedicaba al trabajo en el sector privado y a ayudar a su padre en el campo.
“Es una escuela muy linda para trabajar. Realmente los chicos que la eligen es porque les gusta el campo. Entonces uno está trabajando con ellos en un lugar que ellos han elegido, eso es muy importante”.
Después de la incertidumbre con que embarcó este proyecto, Víctor considera que su paso por la docencia ha sido uno de los momentos más gratificantes en su vida. Aún hoy se encuentra con ex alumnos que lo reconocen y valoran su labor. Al mismo tiempo, en un ida y vuelta del destino, el propio Víctor se esfuerza por ayudar a quienes han elegido la misma profesión que él para que se establezcan rápidamente.
“Uno piensa que no van a pasar nunca los años y llega un momento en que te das cuenta y pasaron 25 años en la escuela”.
Hoy en día Víctor sigue disfrutando de los placeres que desde chico encontró en el campo. Junto con su esposa Estrella, odontóloga retirada también, eligen pasar sus días de descanso en una cabaña que construyeron en uno de sus campos, rodeados de animales. Tras 24 años de casados, Víctor confirma que su relación con su esposa continúa igual de fuerte que al comienzo. Al respecto, recuerda que vivían a una cuadra de distancia y que fue la vida misma la que los unió.
“Yo continúo con mi profesión de veterinario a nivel rural, y con el campo. Eso te mantiene todo el día ocupado. Al contrario, no te alcanzan a veces las horas para descansar un rato”.
A manera de despedida, Víctor elige dirigirse al público en general y a todos sus ex alumnos, en particular. Agradece el acompañamiento tanto de sus compañeros de la escuela como de los chicos que han pasado por esa institución. Victor agradece también que, aunque pasen rápido los años, “por suerte estoy bien para contarlo”.
En esta ocasión nos toca agradecer a Víctor y Estrella por habernos recibido en su hogar y por dejarnos conocer un poco de su historia.