16 de Junio de 2024
red43-canal |

Desde la infancia humilde hasta el emprendimiento: La historia de "Botita"

Carlos Oscar Molina, conocido como “Botita”, a sus 63 años nos cuenta su vida en el Barrio Estación, sus desafíos y su incansable espíritu de lucha para salir adelante gracias a su emprendimiento.

Escuchar esta nota

 

Por Lelia Castro

 

Carlos Oscar Molina, más conocido como “Botita”, ha pasado casi toda su vida en el Barrio Estación. Su infancia estuvo marcada por la cercanía con su abuela en el Lago Futalaufquen, antes de mudarse con su madre al barrio que lo vio crecer. “Somos tres hermanos varones, ya grandes. Tengo recuerdos muy agradables de mi infancia, por la forma en que nos criamos en el barrio y con la gente de ahí. No tengo recuerdos malos, siempre hemos vivido de forma humilde, pero nuestra infancia fue divertida”, recuerda con nostalgia.

 

Me dicen ‘Botita’, porque una vez en la canchita yo iba a comprar y me llaman para jugar, entonces yo abandoné lo que iba a comprar y me puse a jugar, andaba con botas de goma. Había un señor que hace poco estaba en el barrio y no me conocía, entonces cuando quería que le pase la pelota me decía ‘¡eh Botita largala!’ y ahí me quedó Botita”.

 

Su abuela jugó un rol crucial en su infancia, siendo su protectora y confidente. “Si yo quería ir a la escuela iba, y si no quería, no iba, porque mi abuela me secundaba en todo”, cuenta Botita. Esta falta de presión educativa tuvo consecuencias significativas en su vida. “No haber estudiado teniendo todo, porque teníamos escuela, fue un gran problema. Nadie nos hacía entender que los estudios eran necesarios”, reflexiona.

 

Los inviernos en el Barrio Estación eran duros, con abundante nieve y frío. Sin embargo, Botita y sus hermanos encontraban alegría en esos tiempos difíciles. “Vendíamos diarios en la nieve, y aunque hacía frío, la gente siempre fue solidaria”, comenta. Estas experiencias formaron parte de su carácter trabajador y resiliente.

 

Lo que más recuerdo de la nieve, que más sufrí, fue cuando vendíamos diarios. Me acuerdo que solíamos estar en 25 de Mayo y Rivadavia, vendiendo el Diario Esquel, que lo hacían a la vuelta. Nos dividíamos los sectores, nosotros íbamos para el Barrio Buenos Aires. Alrededor de las 9 o 10 de la mañana íbamos al centro comunitario del B° Ceferino a tomar la leche y nos calentábamos, porque hacía mucho frío. A veces nos quedábamos un rato en el hotel Tehuelche, donde mientras leían el diario nos calentábamos, y a veces nos daban un café. También la Sra. González de al lado de Vialidad y en Vialidad también, era todo un recorrido de buscar calor. La gente siempre en Esquel ha sido muy solidaria”.

 

Recuerda con alegría las Navidades en su infancia, momento en el cual se reunía toda la familia y podían ver a su madre, ya se criaron prácticamente en la calle vendiendo diarios y revistas, cortando el pasto o limpiando terrenos. “Para nosotros era una fiesta importante porque somos católicos, además porque veíamos a nuestra mamá, porque donde estuviera, nosotros íbamos. Porque cuando fuimos más grandes, nos empezamos a ir de Esquel para trabajar, y veníamos en Navidad. Para mí son lindos recuerdos, de haber estado con mi familia y amigos”, recuerda.

 

Botita fue siempre un hombre andariego. “Me recorrí toda la Argentina, porque era uno de mis objetivos y lo pudimos hacer. Donde más me gusta es acá en Esquel, por su belleza y la gente buena. También hice buenos amigos en Corrientes, Santiago y Tucumán”, relata.

 

Previo a eso, pasó por el servicio militar, lugar que no fue de su agrado por estar acostumbrado a criarse en la calle y andar libre, para él el regimiento era muy rígido y estricto.

 

Tiene varios hijos, aunque no se criaron con él. “Tengo una hija que va a cumplir 10 años, Julieta Camila, y otros hijos que prácticamente no se criaron conmigo, sino con su mamá”, explica.

 

Su salud ha sido una lucha constante, especialmente con la diabetes y un infarto severo que lo dejó con insuficiencia cardíaca. “Estoy limitado para enojarme ahora, y no puedo hacer fuerza ni pasar frío”, comenta sobre sus restricciones actuales.

 

Yo siempre trabajé, pero después comencé a tener problemas de salud con la edad, como yo trabajaba de oficio: electricista, pintor, trabajo en Durlock y construcción, también en poda y raleo, parquizaciones, que de chicos lo aprendimos, hasta que me surgió la diabetes. La diabetes para mí es un problema, al principio no le dí importancia, pero a medida que pasa el tiempo la diabetes no se detiene, me va arruinando cada vez más. Empecé a tener problemas de salud, tuve cataratas y me operaron. Hace poco tuve un infarto severo en enero, y quedé con deficiencia cardiaca, hasta antes de eso, tenía un trabajo, hacíamos rejas, portones, asadores, todo herrerría, Ravaroto nos enseñó a soldar y demás. Después nos expandimos y hacíamos sillas y muebles, reparábamos butacas de autos. Pero luego del infarto, quedé son insuficiencia cardíaca, no puedo hacer fuerza ni pasar frío, no puedo alterarme, estoy limitado para enojarme ahora. Cuando me dio el infarto no había ambulancia, porque me debían trasladar a Rawson y estuve muchos días con el infarto: tenía una arteria tapada y no pasaba sangre para un sector de mi corazón, y toda esa parte que no pasó sangre se murió. Ahora estoy encerrado acá porque no puedo pasar frío, estoy medicado y todos los meses tengo que ver a los doctores y me tienen que hacer un tratamiento en la sangre”.

 

 

A pesar de sus problemas de salud, Botita no pierde el espíritu emprendedor, al no tener ingresos comenzó un taller de reparaciones de calzado y ropa. “El local es mi casa, que nunca llegué a terminar. Nunca se me fueron las ganas de trabajar, ruego estar bien para poder trabajar”, afirma con determinación.

 

Botita tiene una importante lección para compartir. “La mayoría de la gente que está en una situación difícil, que no afloje. A los chicos jóvenes, que aprendan y no desperdicien el tiempo, principalmente estudiar y hacer las cosas bien. Acá me tenés de ejemplo: arruinado, enfermo, pobre, todo por no haber estudiado cuando tuve las oportunidades”, concluye.

 

Su deseo más grande es poder terminar su casa para que su hija pueda visitarlo y quedarse con él, además de armar bien el taller así también le queda para ella en un futuro y tenga algo con qué poder trabajar. Su intención no es vivir de caridad ni de planes, sólo necesita un empujoncito para poder trabajar. Junto a su compañero en el taller pretenden capacitarse para poder trabajar y mejorar.

 

También poder estar un poco mejor, tampoco vamos a pretender vivir como los reyes, sino simplemente vivir un poco mejor, seguirla luchando sin estar viviendo de la caridad. Por ahí podemos pedir una ayuda para arrancar, pero no para vivir de eso. por ejemplo, ahora voy a necesitar una persona para que me capacite en corte y confección, pero le voy a pagar la capacitación, la idea es que sea algo específico, que me manden a hacer un pantalón o una remera y lo pueda hacer porque tengo las herramientas. Tengo un par de máquinas viejas y me hacen falta otras máquinas, espero lo pueda lograr. Nosotros no estamos mendigando, queremos trabajar y capacitarnos para poder mejorar. Tengo muchas ganas de que esto funcione y de que la ciudad de Esquel progrese y vuelva al ritmo que teníamos hace años, donde todo era alegría”.

 

Carlos Oscar Molina, "Botita", nos deja una historia de vida que resuena con perseverancia y esperanza, mostrando que nunca es tarde para soñar y luchar por un futuro mejor.

 

Nosotros estamos frente al Punto Digital del Barrio Estación, calle Mara 1684, tel: (2945) 580679. Lo que hacemos es poner o cambiar cierres en las camperas, costurarlas, achicar pantalones, dobladillos, ponemos también botones, broches o remaches, hacemos reparación de calzado (costura) y también reparamos bolsos, mochilas y cintos de cueros. También podemos hacer algo a pedido, lo que no recibo son trabajos grandes porque no puedo hacer fuerza”.

 

Queremos aprovechar esta ocasión para saludar a todos los padres en su día, sobre todo a aquellos que se esfuerzan día a día para salir adelante y procuran mejorar para el bien de sus hijos.

 

 

 

 

 

 

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error