Sheinbaum, física y exalcaldesa de Ciudad de México, de origen judío y 61 años, era la amplia favorita según todas las encuestas para gobernar la 12ª economía del mundo, con 129 millones de habitantes, hasta 2030. En su primer discurso como presidenta electa, Sheinbaum se mostró sonriente y emocionada, vistiendo una blusa con bordados indígenas. "No les voy a fallar", prometió, destacando que su victoria es "el reconocimiento del pueblo de México a nuestro proyecto de nación". Sus seguidores la vitoreaban al grito de "¡Presidenta!".
Una competencia intensa
Tras el cierre de urnas, Xóchitl Gálvez, una ingeniera y senadora de raíces indígenas también de 61 años, instó a sus seguidores a vigilar el conteo de votos. "Estamos compitiendo contra el autoritarismo y el poder y son capaces de todo", declaró Gálvez a la prensa desde un hotel en Ciudad de México. Además, hizo un llamado enérgico y respetuoso al presidente Andrés Manuel López Obrador para que "respete el voto".
Un día histórico
Claudia Sheinbaum definió este momento como un "día histórico" para México. Su campaña se benefició significativamente de la amplia popularidad de López Obrador, su mentor político, quien fue un pilar fundamental en su ascenso. Sheinbaum fue una figura prominente en el movimiento de izquierda de México y su elección marca un hito importante en la política del país.
O.P