14 de Julio de 2024
red43-canal |

Sergio y Pablito: Un amor de familia

A sus 49 años, Sergio Lavados nos habla sobre su trayectoria como ventrílocuo y sobre su intenso vínculo con Pablito, su compañero, amigo e hijo.

Escuchar esta nota

- Por Lelia Castro -

 

 

Sergio y Pablito nos abren las puertas de su hogar para contarnos acerca de su relación y del trabajo que juntos llevan adelante desde hace tantos años.

 

 

 

“Mi nombre es Sergio Lavados. En esta oportunidad me presento como ventrílocuo, pero también soy músico. Me presento con Pablito, mi compañero de hace mucho tiempo”

 

 

Sergio pasó parte de su niñez en Comodoro y es allí donde se interesa por la ventriloquía aunque, como él mismo reconoce, era niño y no sabía ni cómo se llamaba eso que tanto le atraía.

 

 

 

“Antes teníamos un canal y listo. Yo vivía en Comodoro, cuando tenía 9 o 10. Teníamos un televisor blanco y negro, y teníamos que mover la antena para tratar de agarrar señal. Nosotros conectábamos la tele, poníamos una papa con dos agujas con las que tejía mi mamá, y tratábamos de que se pueda ver un poquito mejor la televisión. Ahí veía un programa en el que se presentaban Chasman y Chirolita. Siempre me atrajo eso, siempre me gustó. Él era ventrílocuo, y desde ahí me empezó a gustar y empecé a investigar sobre el tema de la ventriloquía. No sabía ni cómo se llamaba. Yo sabía que lo veía, era muy chico y me gustaba”

 

 

 

Por su parte, Pablito se presenta como el “amigo de Sergio”, y comenta que es quien lo debe “aguantar”, aunque lo quiera desde lo más profundo de su corazón. En palabras de Pablito, la familia de la cual forman parte cuenta con 6 miembros:

 

 

“Yo tengo hermanitos de corazón. Mi hermanito mayor se llama Nicolás. Mi mamá adoptiva se llama Ayelén, y me ama con todo su corazón. Después están Franco y Aimarita que es la más chiquita”.

 

 

 

El vínculo entre ambos surge desde hace ya un tiempo, con la llegada de Pablito desde Estados Unidos. Sergio relata que esta oportunidad se le presenta cuando conoce a un misionero que vino a la Iglesia de la cual participa, y que establece los contactos necesarios para que su amigo pueda realizar este viaje. Para Pablito este periplo no fue precisamente agradable: “Viajé encerrado en una caja, no me dejaban mirar. Y cuando de repente abrí los ojos, te vi a vos (por Sergio) y me asusté”, nos cuenta.

 

 

Juntos, Sergio y Pablito, han trabajado en diversos sitios y eventos. Comúnmente participan en los festejos de su Iglesia, pero también han sido convocados para participar en cumpleaños o casamientos. Además, tuvieron la suerte de conocer Neuquén, Trelew y Comodoro.

 

 

 

Sergio reconoce que tiene un cariño especial por los niños, y que es eso lo que  determinó su trabajo con la ventriloquía. A su vez, señala lo importante que es el rol que Pablito cumple en estas infancias. Al respecto nos cuenta:

 

 

“Me sorprende porque es algo muy real. Vos como persona le podes decir al niño muchas cosas, pero es posible que se olvide porque no le presta tanta atención a uno. Y a veces, han pasado generaciones a las que se lo ha dicho Pablito, y los niños se acuerdan de eso: de lo que Pablito les dice. Eso es importante, porque lo que dice Pablito queda marcado en muchos niños.”

 

 

 

Sin embargo, Pablito también tiene muy buena recepción entre la gente grande. Sergio nos cuenta que muchas veces es mejor recibido en ambientes con personas mayores que con niños porque hay “una aceptación en el tiempo que vos le podes llegar a dar”. Y, mientras los niños se dispersan rápidamente, un adulto se mantiene expectante frente a los consejos de esta dupla.

 

 

“La valija es una valija viejísima que estaba arrumbada en la casa de mi abuela. Era de mi abuelo y pasó a mi poder para que pueda vivir ahí Pablito. Para mí, mi abuelo fue todo. Yo me crie con mis abuelos, fue como mi segundo papá, y tener esa valija conmigo es como tener parte de él conmigo.”

 

 

 

Elegante con su traje, Pablito nos comenta acerca de la valija en la que vive y convive con un mapache. Herencia de su abuelo, para Sergio, la valija tiene un alto valor sentimental y por este motivo ha sido designada como el hogar de su compañero.

 

 

 

Pablito también se anima a hablarnos de su amor por Dios: “Yo sí voy a la Iglesia, y sí creo en Dios porque él es el dador de todas las cosas. ¿Y sabes qué? Él no hace excepción de persona, quiere a todo el mundo, no importa cómo sea. Dios los quiere a todos por igual”.

 

 

Además, enterado de la realidad del país, Pablito nos aconseja no perder la esperanza y “ser más empáticos con aquel que por ahí no la está pasando tan bien, tenemos que ayudarlo”.

 

 

 

Si hay algo que caracteriza a este lazo entre Sergio y Pablito es el amor. Ante la pregunta de qué significa Pablo en la vida de Sergio, éste se emociona y responde:

 

 

“Pablito es una persona especial para mí porque a veces muchos dicen que el ventrílocuo habla o dice cosas a través del muñeco, cosas que uno por ahí no puede decir. Pablito para mí tiene vida, es uno más de mi familia. Es loco pero es así, para mí Pablito es una persona más”.

 

 

 

Para Pablito, por su parte, la cosa es igual de emotiva. Señala que en esta relación es Sergio el que lleva los hilos, por lo tanto, el día que no esté será muy triste, y reconoce: “No va a ser lo mismo, no quiero ni pensarlo”.

 

 

Sergio y Pablito son una dupla que nos marcan con enseñanzas sobre el amor, el respeto, la empatía y la esperanza. Se caracterizan por llevar alegría a su hogar y a los distintos espacios de los que participan. Juntos, lograron establecer un vínculo increíble con las infancias, pero también con adultos que no se olvidan lo que es sentirse niño en este mundo de grandes.

 

 

¿QUÉ TE PARECIÓ LA NOTA?
Ocurrió un error