El único gol del encuentro, anotado por Jean Philippe Mateta al minuto 5, fue suficiente para que los galos aseguraran su lugar en las semifinales del torneo.
Desde el primer minuto, Francia mostró su intención de controlar el juego y, tras una jugada rápida, Mateta encontró el espacio necesario para marcar el gol que finalmente definiría el destino del partido. A pesar de los esfuerzos de la albiceleste por igualar el marcador, el equipo argentino no pudo concretar sus oportunidades y se vio frustrado ante una sólida defensa francesa.
La sorpresa y el caos llegaron al final del encuentro. Con la eliminación consumada, el partido se tornó en un enfrentamiento físico y descontrolado. Las tensiones entre los jugadores aumentaron, llevando a un enfrentamiento en el que incluso los técnicos tuvieron que intervenir para separar a los futbolistas y calmar los ánimos.
La imagen de la pelea en la cancha dejó una marca negativa en el evento, afectando la reputación de ambos equipos en los Juegos Olímpicos.
O.P