10 de Octubre de 2025
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La Politécnica de Esquel: 66 años construyendo el alma técnica de la ciudad

La Escuela 701, según el profesor Minola, es un lugar donde la pasión se transforma en oficio. 

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La Escuela Politécnica N° 701 de Esquel, conocida popularmente como “la Poli”, es mucho más que una institución educativa; es un pilar fundamental en la historia y la identidad laboral de la ciudad. Así lo afirmó el profesor de geografía Víctor Minola, quien recientemente impulsó un trabajo de reconocimiento histórico entre los estudiantes, motivado por la renovación de la población escolar y docente.

 

Minola, quien además es técnico y lleva 11 años trabajando en la institución, subraya que la Escuela 701 “no es un colegio común”, sino un “colegio de oficio, que es un colegio de trabajo, de muchas horas de trabajo”. Su historia, que se extiende por 66 años, ha forjado a gran parte de los técnicos que hoy trabajan en Esquel.

 

De orígenes municipales

 

La Escuela Politécnica comenzó su actividad el 29 de mayo de 1959. En sus inicios, la institución no se conocía como Escuela Politécnica 701, sino como la Politécnica N°1, y pertenecía al municipio. La necesidad de contar con técnicos en la región fue el fundamento principal para su creación. De hecho, la Politécnica es “la única” escuela con tecnicatura en la zona, siendo la primera en la región.

 

Inicialmente, la escuela ofrecía dos orientaciones: la de Maestro Mayor de Obra y la que hoy se conoce como Industria. Posteriormente se creó la carrera Forestal, y actualmente funcionan las tres tecnicaturas. La elección de estas especialidades respondió a una necesidad palpable en la zona, donde hacía falta “formar nuevos técnicos para poder, digamos, armar ese cupo de trabajadores de la zona de Esquel”.

 

 

Los primeros pasos de la institución fueron itinerantes. Las primeras clases se dictaron en el predio que hoy ocupa en Rivadavia 839. Más tarde, la escuela se trasladó a lo que hoy, en Owen Jones y Avenida Alvear, en el sector actual. Es de destacar que el primer edificio fue levantado por los propios padres de los estudiantes, “con sus manos y con las herramientas que tenían”.

 

Cuando Chubut se conformó como provincia, los colegios técnicos fueron transformados a la nomenclatura 700, dando origen a la 701 en Esquel y la 702 en Rawson.

 

El servicio comunitario

 

La Politécnica de Esquel, con sus 66 años de historia, ha sido mucho más que una institución educativa: es un espacio donde se forja identidad, trabajo y comunidad. Su sello distintivo se refleja en el perfil de sus egresados, definido, -según el profesor Minola- por el esfuerzo, la superación constante y la mirada siempre puesta en el futuro.

 

Desde sus comienzos, la escuela se destacó por su espíritu inclusivo. En tiempos en que las escuelas técnicas solían estar marcadas por la presencia masculina, la Politécnica contó siempre con un valioso caudal de mujeres que también eligieron este camino y dejaron su huella.

 

La impronta de la institución no solo se percibe en la formación de generaciones, sino también en la ciudad misma. Sus estudiantes participaron en la creación de obras que hoy forman parte del paisaje esquelense, desde las bases del emblemático Muñeco de Nieve en los años 80, hasta la construcción del Monumento a los Caídos en Malvinas, emplazado en el Regimiento en 2007.

 

Ese lazo con la comunidad continúa vivo. Muchos exalumnos regresan a la escuela como trabajadores, en un gesto de gratitud y pertenencia hacia la institución que los formó y que sigue siendo, para Esquel, un verdadero símbolo de aprendizaje, trabajo y futuro compartido.

 

 

Mirando al futuro

 

A lo largo de más de seis décadas, la Escuela Politécnica de Esquel ha sabido adaptarse a los tiempos sin perder su esencia. A pesar de los cambios sociales y tecnológicos, mantiene firmes sus orientaciones y continúa avanzando con la misma vocación de siempre. El profesor Minola destaca que los desafíos actuales pasan por “avanzar en la ciencia” y, al mismo tiempo, fortalecer los lazos humanos: “seguir creciendo en las vinculaciones personales y afectivas que sostienen la vida cotidiana de la institución”.

 

Porque, para quienes la habitan y la recuerdan, la Politécnica es mucho más que un colegio, “es una pasión compartida, un punto de encuentro, un espacio donde el conocimiento y el afecto se entrelazan”. En palabras del propio Minola, en Esquel no hay dudas: “la Politécnica es, la Politécnica”.

 

 

 

Lic. Maira Flores

 

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