En la Semana de la Discapacidad, conocemos la historia de Ailén Linares (35), quien superó las barreras de la accesibilidad y la duda personal para convertirse en Maquilladora Social Profesional y empresaria, demostrando que los sueños se adaptan, pero no se achican.
Ailén Linares (35), nació una lesión medular que determinó su imposibilidad para caminar, sin embargo su vida no se detuvo.
Ailén Linares tiene 35 años y es la viva imagen de la perseverancia y la libertad personal. Nacida con mielomeningocele, una lesión medular que determinó su imposibilidad para caminar, condición que solo afecta la parte de sus piernas, Ailén ha forjado una trayectoria donde el arte y el emprendimiento son sus principales vehículos de expresión. Hoy, es Maquilladora Social Profesional y co-fundadora de un emprendimiento de accesorios.
Ser bailarina fue un sueño que Ailén confiesa que nunca imaginó poder alcanzar. Aproximadamente entre 2015 y 2016, se inscribió en un grupo de danza orientado específicamente a personas con discapacidad, dando inicio a “hermosas experiencias”. A través del baile, Ailén encontró una manera poderosa de expresarse cuando no podía hacerlo con palabras. Bailar le permitió declarar que su silla de ruedas no es una limitación, sino más bien su compañía.
Ailén, reconoce que ser bailarina fue un sueño que nunca imaginó poder alcanzar.
Transformación: de pasatiempo a profesión
El interés de Ailén por el maquillaje comenzó alrededor de los 16 años, inicialmente como un pasatiempo. No fue sino hasta 2021 que decidió dejar de lado sus miedos y se animó a estudiar para profesionalizarse, un proceso que culminó con la obtención de su título. El camino no fue sencillo, ya que tuvo que lidiar con sus propios pensamientos, temiendo no ser lo suficientemente buena o no lograrlo.
Actualmente, el maquillaje, al igual que la danza, no es solo un hobby; le enseña cada día a confiar en sí misma. Maquillar le permite transformar el rostro de una persona, pero más significativamente, transformar cómo esa persona se siente sobre sí misma. Mediante este arte, Ailén pudo demostrar que no es necesario “encajar en un molde para crear belleza”.
Esta artista no solo se dedica a la belleza social, sino que también es empresaria. Junto a su hermana, fundó NyA_Accesorios, un emprendimiento dedicado a la venta de aros, anillos, pulseras y otros accesorios.
La búsqueda de una inclusión real
Ailén reconoce que el principal desafío cotidiano que enfrenta es la falta de accesibilidad, tanto en su entorno doméstico como en la vida general. Sin embargo, encuentra siempre la solución y la adaptación, acomodándose a las circunstancias.
En el marco de la Semana de la Discapacidad, Ailén enfatiza que la inclusión real solo podrá materializarse una vez que haya mayor accesibilidad. Además, busca un cambio en la percepción social, pidiendo que se vea a las personas con discapacidad simplemente como lo que son: personas. Ella pide que se las mire no desde la lástima, ni desde la curiosidad, sino como a cualquier otro.
El arte como sinónimo de libertad
A través de su arte, Ailén ha mostrado que, al verla bailar o maquillar desde una silla de ruedas, se entiende que “los sueños pueden adaptarse, pero no tienen por qué achicarse”. Su mayor deseo es que su historia recuerde a otros que “lo imposible también tiene versiones posibles”.
A través del baile desde una silla de ruedas, Ailén deja un mensaje claro: “los sueños pueden adaptarse, pero no tienen por qué achicarse”.
Su mensaje en esta semana especial es claro: no importa cuál sea la circunstancia (ya sea discapacidad u otra cosa), siempre se puede y merecemos ser felices. Ailén busca inspirar a quienes la conocen a trabajar el miedo y la vergüenza, a animarse a “salir del miedo y empiece a vivir más libre y feliz”. Aunque no busca ser un ejemplo de nada, espera que su vida sirva para recordar que todos somos seres capaces de lograr lo que nos propongamos.
Lic. Maira Flores.