19 de Octubre de 2025
sociedad |

La inmensa paz de un reencuentro: Mamás Fuertes transitan un Día de la Madre entre el recuerdo y la resignificación

Liliana, Marta y Mónica comparten cómo se preparan para transitar este domingo, honrando la memoria de sus hijos y buscando la felicidad en sus afectos presentes. 

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El Día de la Madre, es una fecha cargada de celebraciones y rituales sociales. Pero se tiñe de una profunda tristeza y, a la vez, de una valiosa resignificación para las integrantes de Mamás Fuertes, un grupo de mujeres unidas por un dolor común: la pérdida de un hijo.

Para estas madres, el primer año sin su hijo o hija fue "tremendo". Liliana, quien perdió a su hija Débora en noviembre de 2006, recuerda el 2007 como un momento de "infeliz Día de la Madre", donde las propagandas y los saludos se convertían en un doloroso recordatorio de su ausencia. "Uno tiene una mirada selectiva... yo lo único que escuchaba eran las propagandas, todo el mundo me decía feliz día de la madre. Y para mí no era feliz", relata. Le costó muchísimo y se dedicó a trabajar ese dolor a través de terapias, incluso "constelando" su no-feliz día de la madre para intentar transformarlo.

 

Marta, quien despidió a su hijo Bruno hace cinco años, describe el día como "un poco triste" y admite que lo extraña "un montón todavía". Sin embargo, ella siente que debe "parar" su tristeza por su otro hijo y sus dos nietos, uno de ellos nacido el mismo año en el que Bruno se fue, a quien llama su "felicidad". El recuerdo de su hijo, que vivió felizmente a pesar de una enfermedad de nacimiento, y el camino de enojo que la acompañó, han encontrado consuelo en el grupo.

 

 

El refugio de Mamás Fuertes

 

Las tres madres coinciden en la inmensa paz y el alivio que encuentran en Mamás Fuertes. "Me di cuenta que no soy la única, que somos un montón de mamás que sufrimos, y no solamente el Día de la Madre, es el día que vos sufrís... siempre falta algo en la mesa, me falta él", expresa Marta, quien destaca que en el grupo encontró "la paz, la serenidad que necesitaba".

 

El grupo, que llegó a reunir a más de 50 madres y algunos padres en su último encuentro con la psicóloga María Elena Mamarian, se ha convertido en un espacio vital para "reforzar los lazos" y "sobrellevar el dolor juntas". Mónica, quien perdió a su hija Dayana hace 17 años, extraña ese día el ritual del mate con galletitas en la cama. Explica que en el grupo se "fortalecen" y "acompañan". "Sabemos cuando hablamos que el otro que está enfrente o la otra mamá que está enfrente nos entiende".

 

 

Cambiar los rituales para seguir viviendo

 

Ante la ausencia, estas madres han tenido que "rearmar los rituales" y buscar nuevas formas de encontrar la felicidad. Liliana, por ejemplo, ha decidido viajar a Buenos Aires para pasar el día con su mamá y su hija mayor, Ruth, un cambio de ritual que le permite estar "contenta" a su manera. Afirma: "Al cambiar los rituales es como que nosotros nos permitimos tener felicidad también, porque es feliz. Y yo también recuerdo a Debo que falleció ese día, y la recuerdo como parte de mi vida y estoy muy feliz de haberla tenido".

 

Marta reconoce que debe "dar vuelta la página" para mostrarse feliz por su hijo y nietos, consciente de que "la vida sigue" y que sus seres queridos "tienen que entender" que deben continuar. Mónica también lo vive así: "La vida continúa... nuestros hijos nos quieren ver bien. Si uno se deja estar, te morís". Ella se prepara para pasar el día en familia, con su mamá de 90 años, sus hermanos y su hijo, disfrutando de sus nietos, a quienes describe como una "caricia al alma muy grande".

 

El recuerdo de los hijos que faltan es una constante. Marta le sigue festejando el cumpleaños a Bruno con un asado para la familia y amigos, y afirma que el dolor del padre es igual al de la madre. Liliana, por su parte, recuerda a Débora con felicidad a pesar del dolor de su enfermedad y luego de haber transitado por una etapa de mucho enojo, algo que el tiempo parece encargarse de suavizar, o de poner capas alrededor para atenuarlo. Capas de tiempo en familia, con nietos, con terapia, con actividades, con fortaleza. 

 

 

Así, en el Día de la Madre, estas mujeres de Mamás Fuertes se enfrentan a un complejo equilibrio: honrar a los hijos que ya no están, abrazar a los que permanecen y encontrar, en la compañía mutua y el cambio de rituales, una inmensa paz para seguir adelante.

 

 

 

 

E.B.W. 

 

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