La situación desató una nueva crisis en la planta, que ya arrastraba un conflicto salarial de larga data. Hasta ahora, casi 10 empleados recibieron el telegrama de despido, y a otros se les está solicitando que presenten la renuncia.
Los operarios afectados detallaron que, según el texto de las notificaciones, su desvinculación formal se efectivizará a partir del 15 de octubre. Los telegramas llevan la firma de Rafael Nataine, quien figura aún como presunto dueño de las instalaciones.
Si bien la documentación promete la puesta a disposición de los haberes adeudados y la liquidación final, existe un profundo escepticismo entre el personal respecto al cumplimiento de esta promesa por parte del empresario.
Es crucial recordar que los más de 60 trabajadores de DICASUR ya venían de una tensa disputa por el atraso en el pago de cuatro quincenas y dos meses correspondientes a los sueldos mensualizados.
Semanas atrás, la aparición de Damián Dadá, quien se presentó como el nuevo titular de la firma, pareció traer un respiro al abonar parte de los sueldos atrasados. Sin embargo, su titularidad sigue en entredicho, ya que los empleados exigen la documentación que acredite la transferencia de la propiedad, además de conocer el estado legal de Rafael Nataine, quien había ordenado el cierre de la planta productiva. Nataine debe afrontar, además, millonarios juicios iniciados por productores acreedores que no percibieron el pago de la hacienda faenada.
Actualmente, el personal manifiesta una total incertidumbre ante los despidos, temiendo que se extiendan a más compañeros. La principal preocupación gira en torno a la continuidad laboral, la identidad del verdadero responsable del establecimiento y la seguridad del cobro de sus salarios adeudados.
E.B.W.