Producción que florece, turismo que impulsa
En el corazón de la Comarca Andina, la explosión de colores en el campo de Tulipanes Patagonia no es solo una fiesta visual, sino la confirmación de que la producción agropecuaria y el turismo de experiencias son un maridaje perfecto que funciona a pleno. Juan Carlos Ledesma, el motor detrás de este emprendimiento familiar en Trevelin, irradia alegría al ver la floración casi a pleno, con incontables colores y variedades para deleitar la vista, apenas quedando algunos pimpollos e hileras por abrir. El clima, por fin, jugó a favor.
“La verdad que estamos muy, muy contentos porque esta vez el clima nos jugó una buena pasada, no como el año pasado y los anteriores que comenzaban a florecer muy tarde,” comenta Ledesma. Esta floración temprana, casi en la fecha que siempre consideraron óptima, “respalda que lo que nosotros veníamos diciendo, que el momento de floración a partir del 7 era óptimo, es así, ni se adelantó ni se atrasó, se normalizó.” El campo se presenta totalmente renovado: se ha ampliado la superficie con una hectárea más e incorporado 12 nuevas variedades. Detrás de esta belleza y expansión hay mucha tecnología y una inversión significativa. Ledesma subraya que “nosotros plantamos con una tecnología de punta que es holandesa,” una inversión importante que les permite seguir jugando a “esto que nos encanta, que es el turismo y la producción.”
Un paseo para todos los sentidos
La visita a los tulipanes es una experiencia integral que busca el confort total del visitante. Al suave perfume a flores —que se deja apreciar cuando el viento amaina— y la increíble paleta de colores, se suman servicios esenciales. Pensando en el confort, y resguardando para el visitante, se instaló un domo a la vera de la plantación, con mesas y sillas en su interior. “Con mucha responsabilidad construimos un domo para que nuestros pasajeros, nuestros visitantes se puedan refugiar del viento, de la lluvia, ahí, muy cómodos... disfrutando también de los tulipanes,” explica Juan Carlos.
Pero la experiencia continúa en el plano vertical. El visitante puede ascender a la confitería, en la planta alta, que ofrece una perspectiva inigualable del valle en plena floración. Y para entender la magia, en la planta baja funciona un centro de interpretación, donde un video de unos 12 minutos cuenta el ciclo anual de los bulbos. Ledesma insiste en que el trabajo es constante: “Les contamos un poquito el proceso de todo el año, no solo lo que hacemos en octubre y que los tulipanes, no crecen solos.” Es un esfuerzo que no se detiene; una vez que cierran las puertas en noviembre, hay que seguir regando para que la cosecha en enero permita levantar la totalidad de los bulbos, con una doble función: “crecer y florecer para deleitar a muchas personas que vienen.”
El círculo virtuoso de la comarca y la emoción
Para Ledesma, el emprendimiento es un caso de estudio sobre la combinación ineludible de ambos pilares: “Aquí sí se sabe, qué está primero, la producción, sin producción no hay turismo.” Pero también reconoce que la afluencia turística ha sido fundamental para el crecimiento: “El turismo apuntaló a la producción por supuesto... ese combo turismo y producción hace que nosotros podamos seguir creciendo.” La entrada al predio permite sostener esta dinámica, con tarifas pensadas para reinvertir y mantener el nivel de tecnología, detallando que el ingreso es de $32.000 para el público general, $20.000 para residentes de Trevelin y Esquel, y gratuito para menores de 12 años.
El impacto del campo se extiende mucho más allá de sus hileras coloridas, generando un efecto multiplicador en toda la región, desde Trevelin a Esquel, Bariloche y Bolsón. “Es un efecto multiplicador y eso sí que nos llena de orgullo,” dice Ledesma. El productor siente la recompensa en la emoción de los visitantes y en el empleo que genera. “Vale la pena cada rostro con a veces lágrimas en los ojos de emoción,” confiesa. Y al ver cómo su trabajo se irradia a otros: “¿Qué más se puede pedir? Que tu trabajo se multiplique en otros emprendimientos, es como que es el sueño perfecto.”
La próxima frontera y el aprendizaje global
El espíritu emprendedor de Ledesma no se detiene. Después de participar en un foro italiano-americano de pymes en Italia, donde empresas familiares como la suya le mostraron el valor de la tecnología y la inversión, decidió emprender un nuevo desafío, un "hermanito" de Tulipanes Patagonia que se está gestando en 28 de Julio, a orillas del río Chubut. La nueva plantación, incipiente este año, planea abrir para septiembre del año próximo, llevando la experiencia de los tulipanes a otro entorno patagónico. Se trata de un lugar increíble “con una vegetación, una flora y fauna intacta,” lo que promete una propuesta totalmente distinta. Mientras tanto, en Trevelin, el sol de octubre ya ilumina la esperanza de muchos, confirmando que la floración de los tulipanes es un un recurso que se ha vuelto imprescindible para toda la economía zonal.
E.B.W.