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08 de Noviembre de 2025
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Esquel, una ciudad con alma de pueblo

En el Día del Urbanismo, se recuerda a los primeros pobladores que dieron forma a este lugar y lo convirtieron en hogar y familia.

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Cada 8 de noviembre se celebra el Día Mundial del Urbanismo, una fecha dedicada a reconocer y promover el papel fundamental de la planificación en la creación y el manejo de comunidades urbanas sostenibles. Esta conmemoración invita a reflexionar sobre el ordenamiento regional y el impacto ambiental del desarrollo de ciudades y territorios.

 

En Esquel, cuya planificación y organización se evidencian desde las primeras imágenes, la fecha también sirve para valorar el trabajo de quienes imaginaron una ciudad integrada al paisaje y pensada para crecer sin perder su espíritu de pueblo.

 

 

Esquel en 1939.

 

El Urbanismo, como disciplina, se encarga de planificar diseños y servicios esenciales que buscan mejorar la calidad de vida de los habitantes. Entre sus programas destacan el aumento de parques y zonas verdes, la descongestión de áreas superpobladas, la mejora de la red de transporte y la garantía de acceso a servicios prioritarios como centros de salud y educativos.

 

Los orígenes de Esquel

 

Al reflexionar sobre la planificación y el urbanismo en Esquel, resulta esencial valorar el esfuerzo colectivo y la presencia histórica de quienes hicieron posible la ciudad en la que hoy vivimos.

 

Los registros más antiguos sobre población humana en la Patagonia se remontan a 11 mil años. El valle que hoy ocupa Esquel era, en principio, una zona de tránsito. Los primeros en dominar estas tierras fueron los pueblos originarios, principalmente los Tehuelches y, posteriormente, los Mapuches. Los Tehuelches eran un pueblo nómade que basaba su subsistencia en la caza y recolección, especialmente del guanaco. Por su parte, los Mapuches, que también cazaban, incorporaron con el tiempo el caballo para utilizar largas lanzas. Pese a las dificultades, la lengua y la cultura Mapuche siguen vivas en la región, siendo la comunidad de Nahuel Pan la más cercana a la ciudad.

 

La historia de Esquel, si bien es en gran medida un producto estatal, también es resultado del esfuerzo de sus pobladores. Es fundamental no invisibilizar a esos primeros pobladores: los nativos, las familias indígenas (mapuche-tehuelche) que buscaban un lugar donde asentarse en tierras fiscales sin ser perseguidos, y otros migrantes de origen chileno o mestizo, quienes no solo padecieron los rigores del clima, la pobreza y la explotación, sino que también sobrevivieron a la Campaña del Desierto.

 

Esquel: una ciudad planificada

 

Esquel, a diferencia de muchos asentamientos espontáneos, nació de un plano. Tras el conflicto de límites con Chile, el gobierno nacional envió un grupo de ingenieros para crear un pueblo cerca de la frontera. Eligieron este valle húmedo y el 31 de enero de 1906 finalizaron el plano de la futura ciudad, programando manzanas, quintas y chacras alrededor del arroyo Esquel. En 1908, el presidente Figueroa Alcorta firmó el decreto que reconocía oficialmente la existencia de Esquel.

 

 

Foto histórica de Avenida Ameghino.

 

 

La ciudad se convirtió en un centro de administración pública, recibiendo agencias estatales, oficinas, reconociéndose escuelas y direcciones de tierras. Para 1923, al superar los 1000 habitantes, se le asignó la posibilidad de tener una municipalidad.

 

Un dato curioso de su urbanización temprana es que el comercio importante de Esquel se situó alrededor de la calle 25 de Mayo y no, como era tradición en otras ciudades del país, alrededor de la plaza central. Con el tiempo, este eje comercial se consolidó, atrayendo librerías, bares y los primeros cines.

 

El crecimiento de Esquel se vio impulsado por la llegada de población del norte, de la zona rural y por oleadas específicas, como la ocurrida durante la construcción de la Presa Futaleufú en la década del 70, que inyectó un fuerte (aunque pasajero) movimiento de dinero. Hoy, la administración pública sigue siendo el eje principal del movimiento económico de la ciudad.

 

El paraíso ambiental, hoy

 

A pesar de haber sido históricamente olvidada por el gobierno nacional en comparación con centros como Buenos Aires, Esquel ha forjado una identidad única, especialmente marcada por su compromiso ambiental.

 

Actualmente, Esquel es valorada como un destino distinto, casi como un “paraíso” La idealización del sur por parte de personas de otras zonas del país se debe al reconocimiento del agua limpia, el aire puro, los paisajes y la tranquilidad que ofrece para criar a los hijos.

 

Esta vocación ambientalista se consolidó a inicios del siglo XXI con un hito histórico: el rechazo contundente a un emprendimiento megaminero. Este rechazo, multisectorial y multitudinario, que se manifestó con un 81% en contra en el plebiscito, le otorgó a Esquel una importancia que la resalta como una ciudad que tiene que ver con un ambiente sano.

 

A pesar de sus 119 años, Esquel conserva el “espíritu del pueblo”.

 

 

Aun con su crecimiento urbano, la ciudad todavía conserva un “espíritu de pueblo”. La gente se saluda al caminar y se mantiene esa costumbre de conocimiento vecinal, un factor que la distingue de las grandes urbes.

 

En este Día Mundial del Urbanismo, la ciudad de Esquel nos recuerda la necesidad de seguir planificando pensando en el futuro (especialmente buscando empleos acordes con la cuestión ambiental), sin olvidar que la base de la comunidad actual fue cimentada por el esfuerzo conjunto y muchas veces invisibilizado de todos nuestros primeros pobladores, desde los Mapuche y Tehuelche hasta los pioneros que llegaron al valle para construir un hogar.

 

 

Lic. Maira Flores.

 

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