El proyecto busca poner en valor el espacio público y convertirlo en un atractivo turístico y cultural. El diseño, inspirado en anécdotas y relatos de los vecinos, incluye flores emblemáticas como calafates y malvas, y escenas que remiten a la vida cotidiana del barrio, como personas recolectando agua en la estación de La Trochita.
"Para mí es fundamental que la comunidad se sienta representada. No impongo un diseño, trabajo a partir del diálogo y la memoria colectiva", explicó la artista Bárbara Noceda.
La obra, que tuvo tres meses de preparación en su taller, fue instalada con la colaboración de vecinos y alumnos. "Ver a los chicos subir y jugar en la escalera, identificar las figuras y sentirse parte, es la mayor recompensa", destacó la artista.
Esta es la primera etapa de un proyecto más amplio que incluirá nuevas obras y aportes de artistas de todo el país.
Con años de experiencia en instalaciones urbanas, Noceda apuesta a que Esquel sea reconocida como la "ciudad de los mosaicos", promoviendo el arte como motor de integración y transformación social.
O.P