Durante años se ha repetido que comer tarde a la noche engorda más que hacerlo durante el día. Este mito surge de la idea de que, como a la noche nos movemos menos, las calorías ingeridas se almacenan más fácilmente como grasa. También se cree que hay que evitar los carbohidratos a la noche porque el cuerpo los metaboliza peor. Sin embargo, la realidad es más compleja.
¿Es cierto que el metabolismo se "apaga" a la noche?
No. Nuestro metabolismo sigue funcionando las 24 horas del día, incluso mientras dormimos. Si bien es cierto que ciertos procesos metabólicos cambian según el ritmo circadiano, no significa que las calorías consumidas a la noche se conviertan automáticamente en grasa. Lo que realmente influye en el peso corporal es el balance energético total: si consumís más calorías de las que gastás, independientemente del horario, podés aumentar de peso.
Además, no hay evidencia sólida que demuestre que los carbohidratos a la noche se metabolizan peor. Lo que importa es la cantidad y el tipo de carbohidratos que consumís a lo largo del día y cómo se combinan con otros nutrientes.
¿Por qué se asocia comer de noche con el aumento de peso?
El problema no es el horario en sí, sino los hábitos que muchas veces acompañan a la comida nocturna:
-Elección de alimentos ultraprocesados: A la noche es más común elegir snacks poco nutritivos, como galletitas, papas fritas o comida rápida.
-Comer sin hambre real: Muchas veces la comida nocturna responde al aburrimiento, el estrés o la ansiedad, más que a una necesidad fisiológica.
-Cantidad excesiva de comida: Restringir demasiado la alimentación durante el día puede generar un mayor apetito por la noche, favoreciendo un consumo descontrolado.
-Impacto en el descanso: Comer comidas muy pesadas antes de dormir puede afectar la calidad del sueño, lo que a su vez influye en el metabolismo y las hormonas del hambre y la saciedad.
¿Qué hacer si tenés hambre a la noche?
Si realmente tenés hambre, no hay problema en comer, pero es importante elegir alimentos saludables y nutritivos:
-Fuentes de grasas saludables: palta, frutos secos, semillas.
-Proteínas: carnes magras, tofu, huevos, yogur natural, queso.
-Opciones ricas en fibra: verduras, frutas, cereales integrales.
Evitar opciones muy procesadas y ricas en azúcares refinados ayuda a mantener un metabolismo estable y una mejor calidad de sueño.
Conclusión
1) No es la hora en la que comés lo que determina si aumentás de peso, sino la calidad y cantidad de los alimentos que elegís a lo largo del día.
2) No es necesario evitar los carbohidratos a la noche si forman parte de una alimentación equilibrada.
3) Si cenás tarde, priorizá opciones nutritivas y equilibradas, y prestá atención a tus señales de hambre y saciedad.
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