El mes de mayo trae una serie de espectáculos celestes que captarán la atención de astrónomos, aficionados y curiosos. El más destacado será la Luna llena del próximo 12 de mayo, conocida tradicionalmente como la “Luna de flores”, que este año coincidirá además con un fenómeno menos frecuente: la microluna.
A diferencia de las llamativas superlunas, este tipo de plenilunio ocurre cuando la Luna alcanza su fase llena mientras se encuentra en el apogeo de su órbita, es decir, en el punto más lejano respecto a la Tierra, a unos 405.000 kilómetros de distancia. Por ello, el satélite natural se verá ligeramente más pequeño y menos brillante de lo habitual, aunque esta diferencia es difícil de notar a simple vista.
Según cálculos astronómicos, una microluna puede parecer hasta un 6,9% más chica que una luna llena promedio, y hasta un 14,1% menor en comparación con una superluna. Este fenómeno también influye en las mareas, que serán ligeramente más débiles.
El evento será visible a simple vista desde cualquier parte del mundo, sin necesidad de telescopios ni binoculares. La Luna podrá apreciarse tanto en la noche anterior como en la posterior. Durante casi tres días, lucirá completamente iluminada.
El nombre de “Luna de flores” proviene de las antiguas tribus algonquinas del norte de América, quienes la asociaban con la época de máximo florecimiento durante la primavera del hemisferio norte. En las tradiciones agrícolas medievales de Europa también era conocida como la “Luna de leche”, haciendo referencia a prácticas estacionales de producción.
A pesar del nombre poético, esta luna no cambia de color. Sin embargo, cuando se encuentra cerca del horizonte, puede adquirir tonos anaranjados o dorados debido al efecto de dispersión de la luz solar en la atmósfera.
Sin embargo, la "Luna de Flores" no será el único fenómeno destacado del mes. Durante la noche del 3 al 4 de mayo, la Luna en cuarto creciente compartirá el cielo con el planeta Marte y el cúmulo estelar del Pesebre, en la constelación de Cáncer. Esta alineación astronómica será visible sin instrumentos, aunque los binoculares permitirán apreciarla con mayor claridad.
Más adelante, los días 22 y 23 de mayo, el satélite natural se acercará visualmente a tres planetas: Saturno, Neptuno y Venus, en la constelación de Piscis. Mientras que los dos primeros estarán visibles sin ayuda óptica, Neptuno requerirá binoculares para distinguirse.
Además, la Luna nueva del 27 de mayo brindará condiciones óptimas para la observación de objetos del cielo profundo, como nebulosas y galaxias. En cielos oscuros y despejados, será posible ver cuerpos como la Nebulosa de Carina (visible desde el hemisferio norte) y la Galaxia del Molinillo Austral (desde el sur), aunque se recomienda el uso de telescopios para apreciarlos en detalle.
Con una agenda rica en fenómenos astronómicos, mayo se perfila como uno de los meses más atractivos del año para la observación del cielo nocturno. Desde una microluna poco habitual hasta alineaciones planetarias y ocultaciones estelares, el firmamento ofrece un sinfín de oportunidades para reconectar con el cosmos y redescubrir la belleza del universo, tanto con instrumentos como a simple vista.
R.G.