Lino Giacoboni Galizzi se define como un maestro técnico luthier, especializado en la construcción y restauración de instrumentos musicales de cuerda frotada, como violines, violas, cellos y contrabajos. Si bien su principal enfoque es este, también se dedica a guitarras y charangos. Su formación comenzó en el 2004 en la Escuela de Luthería de la Universidad Nacional de Tucumán, y desde entonces no ha parado de perfeccionarse.
Después de vivir en Buenos Aires y Mendoza, Lino decidió regresar a la Patagonia en el año 2017. "Por una cuestión de gusto, del paisaje, del lugar, de volver a la Patagonia", afirma. A pesar de estar en Esquel, sigue en contacto con sus clientes de Buenos Aires, Mendoza y otras provincias, demostrando que la distancia no es un obstáculo para su profesión. "Uno puede trabajar acá y después vender y llevar el instrumento, te buscan de todos lados", explica.
El "Sello Origen Chubut" como estandarte
Uno de los hitos recientes en la carrera de Lino fue la obtención del Sello Origen Chubut, que le fue otorgado como el número 100. Para él, esta distinción es fundamental para la visibilidad de su trabajo. "Es mi visibilización en lugares o partes que yo no estoy", asegura. Este sello no solo legitima sus productos, sino que también los introduce en un mercado diferente al musical, permitiendo que la gente sepa que en la provincia existe un luthier de instrumentos de cuerda.
La lutería que practica Lino es 100% artesanal, basada en la tradición italiana. Aunque utiliza algunas herramientas eléctricas, el trabajo final es puramente manual. Las curvas, el fileteado y el rulo son detalles que "se han logrado un montón de veces de tratar de emularlo con máquinas, pero nunca se llega a lo ideal", destaca.
Materiales y desafíos de un luthier itinerante
Para la construcción de sus instrumentos, Lino utiliza maderas europeas de alta calidad, ya que la música clásica requiere un sonido específico. Sin embargo, también explora el uso de maderas de la zona en accesorios que no influyen en el sonido, como clavijas y cordales. Ha trabajado con ñire, laura, arce, ciprés, alerce y araucaria, en un proceso de investigación constante que comparte con sus alumnos.
Actualmente, Lino utiliza las redes sociales como su principal canal de contacto, ya que una página web le resultaba ineficaz. Gran parte de su trabajo se basa en la venta directa: viaja a orquestas, escuelas de música y conservatorios para mostrar sus creaciones. La confianza y el trato directo son claves en esta profesión.
Lino aclara que el tiempo de entrega de un instrumento no siempre es inmediato. "Un violín lo podés hacer en dos o tres meses", explica, pero aclara que los pedidos se acumulan, por lo que el tiempo de espera puede ser de hasta un año. A pesar de vivir en Esquel, Lino no es un luthier "estático". Viaja constantemente, especialmente a Mendoza para trabajar con la Orquesta Sinfónica y Filarmónica, lo que lo lleva a definirse con un curioso título: "Luthier a domicilio". Su dedicación y movilidad constante le permiten vivir de su pasión, demostrando que, incluso en el fin del mundo, el arte de la lutería puede florecer.
E.B.W.