Esta semana, se presentó un proyecto de ley en Buenos Aires que busca prohibir el consumo de cigarrillos electrónicos en los espacios cerrados de la ciudad.
A diferencia del tabaco tradicional, este artefacto expulsa vapor y no se restringe su uso. Por eso, a través de la normativa, se busca incluirlo en la política de “humo cero” y que se impida su comercialización y su publicidad.
La ANMAT ya prohibió el uso en la disposición 3226/11, donde destaca “la falta de evidencia científica que avale la eficacia del cigarrillo electrónico para la protección de la salud humana”. En 2016, esta medida se ratificó y ANMAT agregó que “ningún estudio es concluyente sobre los efectos adversos”. Sin embargo, se sigue comercializando por un vacío legal, vendiéndose por redes sociales y en varias tabaquerías.
Según la quinta edición de la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes, el 7,1% de los estudiantes secundarios del país entre 13 y 15 años consumen cigarrillos electrónicos.
Esta semana, los cigarrillos electrónicos se prohibieron en la ciudad estadounidense de Chicago, ya que murieron siete personas a causa del artefacto y otras 530 mostraron enfermedades pulmonares, según datos oficiales.