El Horcón: Baja la inflación, pero suben los alimentos

“Todo está más caro”, estas palabras se repiten cuando, entre vecinos, se habla del precio de los alimentos. No hacen falta estadísticas que corroboren esta expresión. De una semana a otra se nota la diferencia que se inclina hacia en alza del costo de los productos alimentarios.

Pero, para que no queden dudas si se llega a calificar de “sensaciones” esta realidad (como muchas veces se ha hecho ante innegables problemas que todos percibimos), el INDEC dio a conocer sus mediciones de enero y con ello se constató que el incremento de los precios de los alimentos (4,7%) duplicó el índice de inflación promedio (2,3%).

De ahí que, para numerosos hogares, los “logros” macroeconómicos no inciden o no se perciben en la realidad cotidiana teniendo en cuenta que muchas veces estos “logros” son coyunturales y están atados a una serie de variables que ni se mantienen en el tiempo ni son fruto de un proceso planificado y elaborado que permita obtener resultados en, al menos, mediano plazo.

Precisamente son los alimentos la mayor preocupación de muchos hogares argentinos, no solo de los de más escasos recursos sino también de aquellos que no han podido seguir con estándares de alimentación saludable por el alto costo de productos aptos para llevar una dieta sana, de vital importancia para la salud, sobre todos en niños y ancianos.

Por todo ello el encarecimiento sostenido de los alimentos no debe tomarse solo como un problema económico, es una alerta hacia quienes se ocupan de los lineamientos de gobierno en el área de salud por las consecuencias comprobadas que provoca la mala alimentación cuando hay un acotado acceso a productos básicos y de calidad.

Con este panorama es imperioso que se tomen los recaudos necesarios para que los argentinos puedan acceder a una buena alimentación que, lamentablemente, no se resuelve solo con la tarjeta alimentaria, pues pese a esta iniciativa, comer se sigue complicando en nuestro país tanto para sectores históricamente precarizados como también para un nuevo segmento poblacional que ha pasado a ser parte de los argentinos que no pueden asumir el costo de una dieta saludable.