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A Fontana ni siquiera le salió el tiro del final

En el arranque del Torneo Regional Federal perdió ante Cruz del Sur por un categórico 9 a 0

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No es para reírse. Lo que le pasó hoy a Fontana de Trevelin, le hubiese pasado a Belgrano de Esquel si jugaba este campeonato, como también le pasó semanas atrás a San Martín de Esquel en el triangular final. Ninguno de los equipos de la Liga Local está exento de pasar por una situación de este tipo. Por eso no hay que reírse de las desgracias ajenas.

 

En esto hay que ser sincero. No estamos para las grandes ligas. Fontana de Trevelin, con todo su amateurismo a cuesta, cayó ante Cruz del Sur de Bariloche (que se preparó para jugar el Federal A) por un categórico 9 a 0.

 

Se sabía que la derrota estaba dentro de los planes, pero dejando de lado la amplitud del resultado (que podría haber sido de dos dígitos, si Bahamonde no hubiese respondido de la manera que lo hizo), lo que hay que analizar es el juego de uno y de otro.

 

 

Claro que para otro momento nos abocaremos en cuestiones que tiene que ver con la organización de un campeonato y la planificación de un equipo. Ahora no es momento.

 

Cruz del Sur superó desde el arranque mismo del partido a un timorato Fontana de Trevelin que seguramente la habrá tenido un gran respeto. Pero, a decir verdad, era poco o nada lo que podía hacer el elenco del “pueblo del molino”.

 

En el medio de la cancha estaba paradito Francisco Guarracino, pero al lado de él, se movían Valdebenito, Santángelo, Caravaca y Angeloff, todos jugadores rivales, quienes presionaban forzando el error rival. Y cuanto tenían la pelota, hacían un culto a la belleza y al buen juego.

 

Prolijo, a dos toques, sin pelotazos, siempre con jugadores libres para con quien descargar.

 

Cruz del Sur de Bariloche se hizo dueño del partido, de la pelota, de la cancha, de las situaciones. Se hizo dueño de todo.

 

 

En cierto momento, nos pusimos a contar cuantos jugadores tenían en cancha, porque parecía ser un equipo de rugby, eran 15 que presionaban y jugaban, que ahogaban al rival y respiraban con sus toques.

 

En apenas dos minutos, un tiro libre en forma de centro de Angeloff, el cabezazo de Santángelo al ángulo derecho de Bahamonde, que voló al estilo “Pato Fillol” y que pudo mandar la pelota por arriba del travesaño.

 

Tras la ausencia de “Tito” Ruiz Fontana encontró un arquero, pero el mismo arquero no pudo evitar la catástrofe.

 

 

En solo 17 minutos de juego, “el Cruzado” de Bariloche, con toda la experiencia a cuesta, ya estaba tres goles arriba, dos goles de Juan Reynoso y uno de Santángelo le dieron a la visita el aire necesario para manera el partido a su medida y a su antojo.

 

¿Fontana? Bien… gracias.

 

Una defensa lenta para contrarrestar la velocidad del rival, un medio campo escaso en jugadores para contener el despliegue visitante

 

Y en ataque, nada. Porque al no tener la pelota, poco podía hacer Víctor Di Prinzio (de a ratos bastante fastidioso) y Juan Pensa, que se nota que es distinto y con categoría, pero era encerrado por Alberich y Diego Jara (el ex jugador de Belgrano), aunque si se movía por la izquierda lo apuraba Mansilla.

 

En cada sector de la cancha había una diferencia numérica. Por cada jugador de Fontana había dos o tres jugadores rivales y todo se hizo cuesta arriba.

 

Y con este panorama del juego, uno no podía descubrir como atajaba Sebastián D’angelo, aquel que jugó en Boca Juniors,

 

 

La experiencia y la técnica. Jugadores grandotes, Un estado físico privilegiado y un juego al ras del piso. Todo fue de Cruz del Sur. Un equipo tan diferente a otro. En todo sentido.

 

El primer tiempo terminó cuatro a cero y en el arranque de la etapa complementaria llegó el quinto.

 

Un córner de Angeloff (el Juan Pablo Sorín de la Patagonia) ejecutado desde la izquierda, depositó el balón en la cabeza de Martín Alberich, que saltó solo, sin marcas en el borde del área chica.

 

Y si el partido tenía un poquito de vida, ahí se terminó.

 

La cuenta llegó a nueve, podía haber sido diez, doce o quince.

 

 

Y a pesar de todo esto, hay cosas para destacar. Primero que Cruz del Sur en ningún momento “canchereó” el partido. No hizo lujos innecesarios. No provocó en el juego. No se burló del rival. Apretó el acelerador en todo momento de partido y eso es muy valorable. Un equipo netamente profesional, en el juego y en las actitudes.

 

Otra cosa para destacar. Fontana en ningún momento respondió a cada buena jugada del rival con alguna certera patada. Los jugadores locales se bancaron “como duque” la derrota, con la cabeza alta, a pesar del papelón. Es que a nadie le gusta perder por tamaña diferencia.

 

Tal vez si esto hubiera ocurrido en un partido de barrio, todavía se están trompeando. Pero por suerte no fue así.

 

A Cruz del Sur le salió todo bien, a Fontana le salió todo mal, inclusive el tiro del final. Un penal ejecutado por Pensa que pegó en el travesaño. Hasta en eso estuvo torcido Fontana.

 

Lo importante será saber cómo los jugadores de Fontana (y su cuerpo técnico) podrán digerir esta derrota, porque el fin de semana se viene otro juego, será ante Chicago en Bariloche y en verdad no hay que aflojar.

 

Claro que la experiencia no es un peine que se compra en el quiosco de la esquina. La experiencia te lo da el tiempo, te lo da las victorias y las derrotas. El tema es lo que uno puede tomar y aprender de cada una de las ellas.

 

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