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Una derrota que suma

Parece ilógico pero el equipo chubutense, que cayó hoy ante Santa Cruz, demostró que todo es posible en la vida

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Quien cree que jugar al básquet sobre silla de ruedas es algo sencillo, está equivocado. Es cierto que nadie quiere perder, pero estas derrotas, como la que ocurrió esta mañana ante Santa Cruz permiten saber dónde uno se encuentra parado (o en este caso, sentado) para encontrar un horizonte.

 

Chubut perdió esta mañana ante Santa Cruz por 28 a 6 en el debut de ambos equipos en los Juegos ParaEpade, cuya disciplina del básquet en sillas de ruedas se juega en la localidad de Trevelin.

 

El elenco de Santa Cruz, quien presentó tres jugadores en planilla (y por ende en cancha) fue superior a un nobel equipo chubutense.

 

 

La diferencia la marca la experiencia. Los santacruceños juegan Liga Nacional, los nuestros hay un par que recién están comenzado con este juego y hay otro que volvió después de 4 años de inactividad. Voluntad, mucha. Ganas de aprender, mucha también.

 

Lo bueno de este deporte, es que cuando hablamos de la inclusión, el básquet sobre silla de ruedas es posible.

 

 

El único requisito, si se puede poner uno, es no poder saltar. Es decir, uno puede caminar tranquilamente por la vida, pero si tiene alguna prótesis, clavos o pierna ortopédica que le impida saltar está habilitado para subirse a una silla de rueda y sentirse un Campazzo o Scola.

 

Claro que el físico ayuda y mucho. Trasladarse con la silla es por demás difícil. Hay que tener resistencia y fuerza en los brazos.

 

 

Y otro tema, para aprender (y saber las mañas) tiene que ver con las cortinas. Como clavar una silla de ruedas para que el rival no se pueda mover. Tiene todo una técnica. Hay que saber aplicarlas, sin cometer faltas.

 

Claro que es importante tener un buen lanzamiento y no dar opciones de rebote. Y con eso Santa Cruz supo manejar el partido. Muchas veces, sobre todo en el segundo tiempo salía de contragolpe donde la joven Micaela Rosales aplicaba velocidad y el pase preciso para Agustín Gómez, de brazos largos, quien tenía un buen porcentaje de tiros y de no poder convertir, el rebote era de él.

 

De las derrotas se aprenden. Primero para saber que con el roce se puede mejorar, pero hoy lo más importante pasa por dar a conocer un deporte que pocos se animan a jugarlo.

 

 

En la categoría de los ParaEpade, donde se juegan tres contra tres mixto, la cancha es más reducida y solo se juegan dos tiempos de 7 minutos. Claro que para muchos parece una eternidad.

 

Hay que mirar un poquito hacia los costados. No mirarse uno tanto el ombligo. Hay muchos jóvenes en la región con serios problemas físicos. El trabajo ahora es conseguir las sillas para que en la Cordillera se pueda practicar el básquet y que todos se sientan incluidos. Incentivarlos para que todos se sientan incluidos.

 

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