(Por Carlos “el Chavo” Ortiz, desde Cerro Centinela). – Fue difícil relatar las peleas cuando uno está metido en terrible paisaje. Una zona rural de hermosos colores en una tarde increíble. Fue difícil estar concentrado solo en lo deportivo dentro de ese ambiente, fresco y natural. Lleno de verde, de mucha energía y con mucha gente que fue a ver sus pollos, o a sus “pumitas” para mejor decir.
La Comuna Rural de Cerro Centinela organizó junto con la Escuela de Boxeo Los Pumas Cordilleranos, el primer festival de boxeo en la historia del pintoresco poblado. Nunca hubo un festival de boxeo allí y con voluntad de mucha gente eso fue posible.
Walter Gutiérrez, quien además de ser policía de la Comuna Rural es el ideólogo de esta escuela que ya tiene más de un año de existencia.
Tiene grandes boxeadores, con un futuro enorme. El talento está. Hay que pulirlo, acompañarlo y, sobre todo, encaminarlo.
Los hermanos Fabio y Marcos Huircapán, además del “zurdito” Leonardo Petrini y “el Pumita” Ojeda, son algunos de los muy buenos boxeadores que tiene Cerro Centinela. Boxeadores de un futuro enorme.
Hay que señalar que los festivales cordilleranos fueron un acierto, en esto de darles horas de vuelos a los pequeños gigantes de la zona. Y vaya que dieron su fruto.
Un total de nueve combates, seis de ellos a modo de exhibición, se llevaron a cabo en la tarde del sábado, al aire libre, en el coqueto y muy bien cuidado Centro Comunitario.
En el playón, pegadito al campo de Jineteada. Un festival bien campero, al pie de las montañas, en un lugar increíble.
La jornada deportiva arrancó con una exhibición, bien a modo de juego, donde estuvieron arriba del ring, Yoselín Opazo de Cerro Centinela y Aitana Muñoz de Corcovado. Dos niñas de tan solo 8 años. Todo fue un juego, pero el sangrado en la nariz de Yoselín obligó a la facultativa a subirse al ring y tratar de parar la sangre.
Fue curiosa la situación. En un cruce se produjo el sangrado en las fosas nasales de la niña de Cerro Centinela y ahí mismo, su pequeña rival, se dio vuelta y le gritó a su entrenador “tiene sangre”. Obvio que se cortó el combate a modo de juego. Y el aplauso fue para las dos.
La idea es mostrar lo que uno hace. Y esto ocurrió con el segundo combate, también a modo de exhibición. El entrenador Walter Gutiérrez se subió al ring con uno de sus pupilos, precisamente con Matías Ñancuán.
Por el lapso de cuatro minutos mostraron a la mucha gente que se acercó al playón del Centro Comunitario lo que se trabaja en los entrenamientos.
Futuro enorme del pibe, pero hay que seguir entrenando.
Luego llevó un combate bastante particular. Los Hermanos Huircapán arriba del ring, Fabio y Marcos, los dos con la misma ropa, los dos con la misma cara. Son hermanos y son mellizos. Salvo los guantes y el cabezal, era todo para una gran confusión.
Se enfrentaron arriba del ring, en lo que fue una muy linda experiencia de estos dos jovencitos quienes encontraron en el boxeo un lindo camino para progresar.
No debe ser una linda experiencia para la madre quien veía debajo del ring como pelearon sus retoños. Se pegaron, pero se cuidaron. Mostraron movimientos interesantes que habrá que seguir puliendo.
También subieron al ring, Aicon Jara quien hizo guantes con Elías Penoy (ambos pupilos de Luís Cárcamo), “Cote” Moggiano quien se cruzó con el corpulento Nico Salinas, en tanto Axel Antimán, quien ya tiene 18 peleas dentro del amateurismo, le dio una mano grande al local Santiago Ñancuán, quien hacía sus primeros pininos dentro del boxeo amateur.
Luego llegaron las tres peleas, ya por puntos, con tarjetas y jurados.
Brian Quesada, de Trevelin, le ganó por puntos en fallo dividido a José Antón, también de Trevelin. Quesada destacó su alegría por la victoria ante un amigo con quien guantea en la escuela de Agustín Antimán. Por su parte Antón, quien debutó en el amateurismo el pasado 29 de noviembre en la Noche de los Campeones en Fontana de Trevelin suma ahora una victoria y una derrota dentro del amateurismo.
Luego llegó el turno de Leonardo “El Zurdo” Petrini, de los Pumas Cordilleranos, quien se impuso de manera categórica a Germán Painelaf (pupilo de Cote Moggiano) tras decisión de la arbitro Lorena Palacios de parar el combate, luego de haberle contado hasta ocho en lo que fueron dos cuentas de protección.
Y el final fue para Kevin Ojeda, el “Pumita”, quien sufrió más de la cuenta para vencer a Javier Traipi de Esquel en un fallo dividido y sobre todo ajustado.
Para Cerro Centinela la fiesta fue completa. Ahora se viene un segundo paso. Apuntalar esta escuela deportiva de boxeo, darles a estos chicos una mayor participación en otros lugres de la provincia y apuntalar a la comuna de Cerro Centinela para otras actividades deportivas. El lugar lo tiene, habrá que trabajar.