Sigue creciendo la violencia en el fútbol en distintos puntos del país y se van corriendo los límites. Ya sea por la tarea de un árbitro, los enojos de los jugadores o incluso la intervención de la policía, todas las semanas hay noticias donde hay que agradecer que no haya heridos de gravedad o víctimas fatales.
Mientras tanto, las autoridades de las ligas regionales o incluso de AFA parecen no acusar recibo y siguen celebrando los ascensos de equipos como si nada pasara.
Un efectivo policial fue separado de sus funciones tras haber extraído su arma reglamentaria durante los incidentes ocurridos al finalizar el clásico entre Atlético Ferro y Deportivo Roby Manero, correspondiente al torneo Clausura de la Liga Regional del Bermejo, en la provincia de Salta.
El encuentro, que finalizó con un resultado de 2-1 en favor de Atlético Ferro —resultado que le permitió acceder a las semifinales luego del empate 2-2 en el partido de ida—, derivó en un escándalo generalizado y desbandada del público.
Los hechos tuvieron lugar en la localidad de Colonia Santa Rosa, al norte de la provincia, una vez que el árbitro dio por concluido el partido. En ese momento, varios jugadores del Deportivo Roby Manero se dirigieron a protestar con vehemencia ante el árbitro por diversas decisiones, lo que desencadenó un tumulto que requirió la intervención de las fuerzas de seguridad.
En medio de la situación de descontrol, uno de los agentes policiales traspasó el alambrado perimetral portando su arma reglamentaria, la cual mantuvo apuntando al suelo mientras se movía entre los futbolistas. Las imágenes del suceso, ampliamente difundidas en redes sociales, generaron alarma por el manejo de la seguridad en el ámbito deportivo.
De acuerdo con lo observado en las grabaciones, otros efectivos intervinieron de inmediato con el fin de reducir la tensión y retirar al agente involucrado. Posteriormente, el uniformado fue apartado de manera preventiva del servicio activo y se le retiró su arma reglamentaria. Desde la jefatura policial se confirmó la apertura de una investigación interna para determinar las circunstancias en que se desarrollaron los hechos y establecer las responsabilidades correspondientes.
Paralelamente, un sector del público ubicado tras el alambrado comenzó a arrojar objetos hacia los jugadores, lo que generó escenas de pánico y obligó a suspender cualquier acto de celebración por parte del equipo vencedor. El clima de confusión y malestar se prolongó durante varios minutos, hasta que las autoridades lograron despejar el campo de juego.
Horas después del incidente, el Deportivo Roby Manero emitió un comunicado a través de sus redes sociales. Sin hacer referencia explícita a los altercados, el club elogió la labor de su plantel y compartió un mensaje de tono reivindicativo: "Hoy concluyó una temporada muy positiva. Vamos a defender nuestros colores, claro que sí; vamos a pelear hasta que suene el silbato final, por supuesto que sí. Porque estamos hechos así, con orgullo aurirrojo".