En la tranquila ciudad de Washington, Illinois, se ha destapado un caso que ha dejado a la comunidad en estado de consternación. Una mujer de 43 años, Robyn Polston, ha sido detenida bajo gravísimas acusaciones relacionadas con el abuso de un adolescente de apenas 14 años. Este caso cobra una dimensión aún más perturbadora al conocerse que la mujer habría dado a luz a un hijo engendrado por el joven.
Este impactante suceso salió a la luz después de que un análisis de ADN confirmara la paternidad del menor, lo que precipitó la detención de Polston, quien enfrenta la justicia detrás de las rejas sin la posibilidad de ser liberada bajo fianza.
El detonante para el inicio de la investigación fue el nacimiento del bebé en enero de 2025. Un dato inusual en el certificado del nacimiento encendió las alarmas: el segundo nombre y el apellido del recién nacido coincidían con los del adolescente, hasta entonces considerado la víctima del caso.
Esta coincidencia no pasó desapercibida para las autoridades, que comenzaron a indagar más profundamente en la vida de Polston. En medio del proceso de investigación, Polston insistía en una supuesta relación con un hombre de veinte años de nombre Brian, cuya existencia nunca pudo ser confirmada, y que se mantenía, según ella, alejado desde el nacimiento del niño.
Sin embargo, la evidencia no tardó en exponer un vínculo mucho más cercano entre Polston y el joven. La relación forjada entre Polston y el adolescente se remonta a mayo de 2023. Aquel entonces, el joven asistió como acompañante de la hija de Polston a un baile escolar, evento al que la propia Polston concurrió.
Sin embargo, fue en abril de 2024 cuando visitas del adolescente marcan un cambio en la narrativa, y se reanudan las sospechas de un contacto más profundo entre las partes. Durante la exhaustiva investigación, la justicia logró obtener importantes pruebas materiales que apuntaban a la culpabilidad de Polston: entre ellas, una serie de conversaciones, imágenes y vídeos de índole sexual involucran a la mujer y al menor. De hecho, ambos utilizaban tácticas como teléfonos con nombres falsos para mantener oculta su relación impropia. Finalmente, la prueba de ADN se presentó como contundente y Polston fue formalmente acusada de dos cargos de abuso sexual agravado y dos cargos de posesión de contenido ilegal relacionado con abuso de menores.
La fiscalía sostiene que la mujer no actuó sola en esta historia escalofriante, sino que tanto su madre como su hermana jugaron un papel relevante al facilitar el ilícito contacto con el joven. En un contundente pronunciamiento, la jueza a cargo del caso ha dictaminado que Polston continúe bajo custodia sin derecho a fianza mientras se avanza en el procedimiento judicial que se avecina. Su próxima audiencia está fijada para el 4 de diciembre, donde se espera que más detalles sobre este escabroso caso salgan a la luz y que la justicia actúe con toda la severidad que exige una situación tan alarmante como esta.