01 de Diciembre de 2025
sociedad |

Corrió casi 2.000 kilómetros con un carrito desde Chascomús para correr la Q-Trail en Esquel

Bruno Ricao completó una hazaña de 36 días para llegar a Esquel, motivado por una revancha personal y una "deuda" deportiva. La mente fue clave para superar una lesión que casi lo obliga a abandonar saliendo de Benito Juárez.

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Una épica travesía deportiva culminó con éxito este fin de semana en Esquel, donde Bruno Ricao llegó tras recorrer casi 2.000 kilómetros corriendo desde Chascomús. Su objetivo final: llegar a tiempo para competir en la segunda edición de la Q-Trail, la exigente carrera de montaña donde desafiará los 45 kilómetros.

 

La aventura, que demandó 36 días y un promedio de entre 40 y 60 kilómetros diarios, nació de una "deuda personal" y un "sacrificio que quería hacer en lo deportivo". Ricao eligió Esquel tras conocerla en un viaje previo, le gustó la ciudad, también comento que su hermana reside en la ciudad, y que la distancia era acorde al desafío que buscaba.

 

El corredor, que tuvo la suerte de correr la Q-Trail el año pasado, busca una revancha personal en esta edición.

 

 

Una travesía solitaria con asistencia de un carrito y el poder de la mente

Ricao emprendió el viaje prácticamente solo, con la asistencia de un carrito atado a la cintura que cargaba su equipo. En el carro, que al comienzo pesaba alrededor de 50 kilos, llevaba carpa, agua, comida y ropa, lo indispensable para las etapas largas que, en algunos casos, superaban los 140 kilómetros sin puntos de asistencia.

 

El corredor confesó que se aferró mucho a creer que podía hacerlo, señalando que la mente fue fundamental. La travesía tuvo su primera gran complicación física saliendo de Benito Juárez, donde un dolor intenso en una pierna casi lo hace abandonar.

 

En ese momento, Ricao empezó a hablarse solo, diciéndole al cuerpo que iba a tener que correr con dolor. A pesar de arrastrar el pie al principio, el dolor mejoró y logró continuar. “Hasta el día que llegué creo que solo tuve una ampolla, fue una locura porque realmente fue así, por eso digo que la mente tiene un poder sobre el cuerpo, así como me ha tirado abajo en alguna carrera, en este caso me hizo llegar hasta acá”.

 

Para enfrentar la distancia, Ricao alternó el calzado diariamente, reventando tres pares de zapatillas en el proceso. La preparación fue improvisada, ya que armó el carro la noche previa a salir, y parte del calzado para el trail tuvo que ser enviado por encomienda.

 

 

El impulso inesperado de la gente y las redes sociales

Aunque la travesía se hizo con la asistencia de su carro, el apoyo de la gente fue una grata sorpresa. Ricao relató que recibió mucho cariño en el camino, y hasta colectivos de larga distancia frenaron para asistirlo.

 

El apoyo no fue solo moral: “He pasado momentos que me he quedado corto con el agua, porque bueno el carro salió con poco más o alrededor de 50 kilos, pero tenía 3 litros de agua y 2 naranjas, en los tramos de 140 kilómetros el carro salía con 15 litros de agua, más bananas, más comida, más naranja y en algunos casos me quedé, me tocaron parte de 37 grados del río Colorado a Choele Choel, que fue bravo y ahí la gente ayudó”.

 

Ricao utilizaba las redes para avisar dónde estaba y cuál era el objetivo del día siguiente, y ese monitoreo se volvió un motor fundamental.

 

El corredor, que había participado en dos Maratones de Buenos Aires y cuatro ultras "Backyard" con todo tipo de climas (calor extremo, frío intenso, lluvia), señaló que esas experiencias, aunque no eran planificadas, se convirtieron en el entrenamiento perfecto para la travesía.

 

Con la misión cumplida, Ricao piensa en el regreso. El 12 de diciembre tiene pasaje de vuelta, pero primero quiere aprovechar la cercanía: "Quería conocer Bariloche, así que la idea es después del Q-Trial, al otro día o a los dos días, conocer el centro y de ahí volver a Chascomús".

T.B

 

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