El 6 de diciembre de 2025 quedó grabado como una fecha clave en la historia militar argentina. Con un acto de gran significado estratégico, el Gobierno del Presidente Javier Milei concretó la llegada de la primera flota de aviones de combate supersónicos F-16 Fighting Falcon a la base aérea de Tandil, un acontecimiento que Milei utilizó para enviar un mensaje político contundente.
La ceremonia no fue solo un desfile de poderío aéreo. El jefe de Estado pronunció un discurso que se erigió como un fuerte ataque a la gestión del kirchnerismo y la política de defensa previa, a la que acusó de haber llevado a la Fuerza Aérea Argentina a un estado de "deterioro irresponsable". Según el Presidente, la compra de los F-16 —a pesar de las controversias por su costo y origen— representa la culminación de un proceso de "reconstrucción nacional" y un acto de soberanía que busca devolverle a la Nación "el respeto internacional que merece".
El clímax de la jornada se dio en horas del mediodía, cuando el propio Milei, abordo de una de las aeronaves y acompañado por un piloto de la Fuerza Aérea, realizó un espectacular vuelo rasante por el centro de la Ciudad de Buenos Aires. La maniobra, calificada por algunos como una demostración de poder y por otros como un riesgo innecesario, incluyó un paso a baja altura sobre el Obelisco, desatando una mezcla de asombro y alarma entre los ciudadanos que se congregaron para observar el evento.
Analistas de defensa destacan que la incorporación de estos cazas, de origen danés y fabricados en Estados Unidos, es el salto cualitativo más importante de la aviación militar argentina en décadas, recuperando una capacidad supersónica que se había perdido. Políticamente, el suceso cimentó la narrativa de Milei sobre el contraste entre su gestión y la de sus antecesores, presentándose como el líder que revierte la decadencia. La nota de color la puso el Presidente, quien al bajar de la aeronave, saludó a la multitud con su clásico grito de "¡Viva la libertad, carajo!".
Fotos: Gustavo Gavotti
E.B.W.