“Ahora, la contratación de guías será opcional para actividades convencionales y obligatoria solo para actividades de riesgo como montañismo o rafting” apuntó el presidente de la Administración de Parques Nacionales, Cristian Larsen, en la red social X. La medida afectaría a los 39 parques nacionales de Argentina
La iniciativa, según el funcionario, busca promover una mayor libertad para los turistas y estimula el crecimiento de la oferta de este sector. Aunque esta política promete abrir nuevas oportunidades para las empresas del rubro y generar más empleos, los guías de turismo, vinculados a este sector, están expresando su preocupación sobre sus posibles efectos negativos de la falta de regulación referidos a lo laboral y a la preservación ambiental.
¿Se podría afectar la conservación de los Parques?
Uno de los principales argumentos en contra de la medida plantea que la presencia de guías especializados en los parques no solo responde a una cuestión laboral, sino también a la necesidad de educar a los turistas sobre el valor de los ecosistemas y asegurar el respeto por las normas de conservación. Apuntan que recorrer estos espacios, sin acompañamiento adecuado, podría generar un aumento en el impacto ambiental, como la generación de basura, la alteración de la fauna local o incluso los incendios forestales.
Por otro lado, la iniciativa de gobierno nacional asegura que la desregulación permitirá un turismo más accesible y flexible, brindando nuevas oportunidades a prestadores de servicios y diversificando la oferta turística en los parques nacionales. Es de señalar que el turismo sin restricciones es exitoso en destino internacionales donde los parques nacionales optan por reducir la regulación con la condición de aplicar medidas tecnológicas y educativas para que los turistas puedan disfrutar del paisaje sin generar impactos negativos. Sin embargo, no es generalizado en todos, y este modelo solo ha funcionado cuando las infraestructuras y el monitoreo ambiental son fuertes, lo cual no es el caso en parques con menos recursos, como por ejemplo, en Los Alerces.
En el caso del Parque Nacional Los Alerces, como en otros de nuestro país, las preguntas son muchas. ¿Podría esta medida favorecer a las pequeñas empresas turísticas y hacer el parque más accesible para los turistas, aumentando su flujo y generando empleo? ¿O será un retroceso en los esfuerzos de conservación y manejo responsable del parque? ¿Qué podría suceder cuando los turistas no son educados sobre los riesgos de caminar fuera de los senderos establecido o de perturbar a la fauna local?
El panorama, por ahora, es incierto. La desregulación podría transformar a los parques en destinos más libres y con mayor dinamismo económico, pero también podría poner en riesgo su integridad ecológica, especialmente si no se implementan medidas adicionales de control y educación.
Esta medida no se limitaría solo a la controversia sobre la presencia de guías. También involucra una cuestión más profunda sobre cómo se deben equilibrar la conservación del patrimonio natural y la apertura al turismo masivo. En última instancia, la norma podría funcionar si se acompaña de un sistema eficiente de gestión ambiental y educación al turista, como el que implementan varios parques internacionales. Pero, sin estos mecanismos, la desregulación podría ser contraproducente.
Este es un buen momento para reflexionar sobre qué tipo de modelo turístico queremos para nuestros parques nacionales. ¿Priorizaremos la accesibilidad y la economía, o preservaremos -primero- el bienestar de los ecosistemas? El futuro de la conservación en Argentina podría depender de cómo respondan tanto las autoridades locales como los turistas y las comunidades en el terreno.
La decisión final sobre el rumbo de este modelo de desregulación está aún por verse, pero lo que está claro es que el debate recién comienza.