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20 de Marzo de 2025
sociedad |

A 5 años de su inicio, recordamos el primer día de la cuarentena en Esquel

El 20 de marzo de 2020, Argentina entró en cuarentena. En Esquel, las calles vacías y el silencio marcaron el inicio de una nueva etapa, capturado en un video de Red43 que rememora ese histórico primer día.

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El 19 de marzo de 2020, a las 21:14 horas, el presidente Alberto Fernández anunció lo que cambiaría la vida de todos los argentinos: un Aislamiento Social Preventivo y Obligatorio (ASPO) que comenzaba a regir desde el día siguiente. El país entero debía detenerse, y en pocas horas, se apagó el bullicio habitual de las calles.

 

Esquel, al igual que muchas otras ciudades, vio cómo sus plazas vacías, los comercios cerrados y el silencio en las rutas se convirtieron en una escena inédita para sus habitantes.

 

El decreto, que inicialmente debía durar hasta el 31 de marzo de 2020, se extendió hasta finales de ese año, debido a la propagación del virus y a la incertidumbre sobre su impacto. En la medida que los días pasaban, las restricciones se renovaron constantemente, marcando lo que sería la cuarentena más larga del mundo.

 

Para el 19 de marzo, la OMS ya había declarado la pandemia global y el país se encontraba en medio de un escenario sanitario y social inédito, con una alta incertidumbre sobre el virus. Sin tratamientos ni vacunas disponibles, los infectólogos y científicos se reunían a contrarreloj para hacer frente al desafío, sin saber realmente cómo avanzar.

 

Esquel ante la pandemia

 

En Esquel, el impacto fue palpable desde el primer momento. Las calles, normalmente transitadas por turistas y residentes, quedaron desiertas. La incertidumbre se apoderó de todos, mientras la comunidad se enfrentaba a un nuevo y extraño tipo de normalidad. En ese primer día de cuarentena, la ciudad se detuvo, y los ecos del silencio se escuchaban en cada rincón.

 

Pero, a pesar del desconcierto, la solidaridad comenzó a aflorar. En un contexto de cierre de actividades, las comunidades empezaron a organizarse para ayudar a los más vulnerables y adaptarse a los cambios urgentes. Los supermercados, farmacias y comercios esenciales seguían funcionando, aunque con nuevas restricciones y protocolos. Las fronteras se cerraron, los colectivos vacíos circulaban por las calles y la vida parecía haberse detenido para todos.

 

El mundo se detuvo, pero la pandemia avanzó

 

A nivel global, el SARS-CoV-2 se expandía a una velocidad vertiginosa, llevando a millones de personas a vivir en confinamiento.

 

En Argentina, el número de casos confirmados creció rápidamente, y las autoridades de salud se vieron desbordadas mientras trataban de implementar nuevas medidas sanitarias y de seguridad.

 

Movilizaciones en rechazo a la cuarentena

 

A medida que el tiempo pasaba, la presión social comenzó a crecer. Manifestantes autoconvocados se movilizaron en diversos puntos del país, incluidas grandes ciudades como Buenos Aires.

 

El 9 de julio de 2020, en medio de un clima de frustración y angustia, se realizó la primera gran manifestación en el Obelisco, convocada principalmente por sectores que demandaban el fin de las restricciones y la posibilidad de volver al trabajo.

 

Una de las figuras más destacadas de este movimiento fue la actual ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, quien en un mensaje viralizado, expresó el malestar de quienes se sentían olvidados por las medidas impuestas por el gobierno nacional.

 

La incertidumbre

 

A pesar de la vuelta a la "nueva normalidad" con la implementación del Distanciamiento Social Preventivo y Obligatorio (DISPO) en diciembre de 2020, el eco de aquellos días de silencio nunca desapareció por completo. Las ciudades volvieron a llenarse, pero algo en los argentinos quedó marcado: aprendieron a vivir con la incertidumbre, a abrazar sin contacto físico y a adaptarse a una realidad que nunca imaginaron.

 

Cinco años después, a medida que las calles se llenaron nuevamente, el recuerdo de aquel primer día de cuarentena permanece en la memoria colectiva. La pandemia demostró lo frágil que es la normalidad, y nos dejó una lección sobre la vulnerabilidad de lo que damos por supuesto.

 

Esquel volvió a su movimiento habitual, pero el silencio de aquellos días nos recuerda que el mundo puede cambiar de un momento a otro y que, en la vida, nada es permanente.

 

 

O.P

 

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