El espectáculo cotidiano del circo se tornó en un grito de horror cuando, en la localidad de Tanta, Egipto, un tigre blanco atacó brutalmente a un domador en pleno espectáculo.
Durante la función de la tarde, el joven cometió el error fatal de introducir la mano entre las rejas que rodeaban el escenario principal del circo. En cuestión de segundos, los gritos desgarradores se unieron a los del público que observaba atónito la escena.
El caos reinó momentos después de que otros entrenadores y asistentes acudieran rápidamente en su ayuda. Valientes y temerosos, golpearon instintivamente al tigre con diversos objetos para poder liberar al joven de las fauces del animal. La audiencia, petrificada de miedo, se fue recuperando poco a poco mientras se confirmaba que ningún espectador había resultado herido en el incidente. Sin embargo, la tragedia personal de la víctima se confirmó más tarde en el hospital, donde los médicos no tuvieron más remedio que amputarle la mayor parte del brazo izquierdo debido a la gravedad de las lesiones.
Las declaraciones posteriores aportaron luz a un posible y oscuro motivo detrás del angustioso suceso. El entrenador, un hombre con diez años de experiencia en el manejo de grandes felinos, afirmó con tristeza que los tigres y otros animales del circo llevaban varios días sin recibir su alimentación habitual. Este inquietante testimonio sugiere que la falta de comida pudo ser el desencadenante del ataque feroz del tigre, motivado por la desesperación.
Contradiciendo esta explicación, un equipo de veterinarios realizó exámenes exhaustivos a la tigresa responsable del ataque. Estos profesionales concluyeron que la tigresa no sufría de ningún trastorno de comportamiento y que había estado recibiendo una alimentación y atención médica adecuadas antes de la tragedia. Las condiciones del circo, sin embargo, son ahora objeto de un escrutinio riguroso.
Tras el incidente, el circo de Tanta ha sido cerrado por tiempo indefinido, con todas las funciones futuras suspendidas. Además, se tomó la decisión de retirar a la tigresa de bengala de cualquier presentación futura en un esfuerzo por prevenir nuevos episodios trágicos, reconociendo los riesgos asociados al manejo de animales silvestres en cautiverio.