En el paraje de Alto Río Percy, hay una propuesta interesante para visitar y conocer, una micosenda que se ubica a 15 kilómetros de Esquel, en el sector de La Piedra, en el establecimiento La Laurita. Este sendero interpretativo de 2,5 kilómetros se concretó en el marco del Programa "Argentina contra el Hambre" y desde la plataforma CIEFAP Patagonia Fungi. Esta iniciativa busca apoyar el desarrollo de las localidades de la zona, generar arraigo y mejorar la calidad de vida de sus habitantes, así como potenciar el micoturismo como una herramienta de desarrollo sostenible.
Las hermanas Mirna y Fabiana Díaz Manosalva, protagonistas clave en la materialización de la micosenda, participaron en una capacitación sobre "Buenas prácticas para un turismo rural sostenible". Para ellas, el sendero une la historia del lugar, la valiosa experiencia de sus habitantes y el interesante mundo de los hongos, estableciendo un vínculo directo con el trabajo en el bosque, la cultura local y la gastronomía de la región. Aprendieron que el turismo rural se hace con “la gente del lugar mostrando su cultura y el estilo de vida”, y diseñaron esta senda micoturística, mostrando el bosque nativo, sus componentes y cómo cuidar este recurso. Este programa está financiado por el Gobierno de Canadá a través de la Secretaría de la Red Internacional de Bosques Modelo (IMFN), en el marco del proyecto Climate implementado por la Red Latinoamericana de Bosques Modelo (RLABM) y el Centro Agronómico Tropical de Investigación y Enseñanza (CATIE).
Este proyecto es el resultado de la colaboración entre investigadores del sistema público de ciencia y tecnología, referentes de las comunidades locales y la Escuela N° 188 de Alto Río Percy, donde Juan Manuel Peralta tiene una participación activa ya que es uno de los referentes de esta Red, junto a Hernán Colomb, impulsores del proyecto trabajando con la comunidad directamente. La micosenda no solo pone en valor el entorno natural, sino también el rico patrimonio cultural e histórico de la zona, ligado a la historia de los leñateros cordilleranos. Un motor clave de esta iniciativa fue el anhelo de involucrar a los jóvenes, brindándoles la oportunidad de desarrollar emprendimientos y construir su futuro en su propio lugar.
La Dra. Carolina Barroetaveña, investigadora del CIEFAP y partícipe del proyecto, resalta el potencial del micoturismo como una herramienta de desarrollo sostenible, que “conecta la ciencia, la comunidad y el valioso patrimonio natural y cultural de la Patagonia”.
E.B.W.