En este Día del Profesor, queremos celebrar no solo una profesión, sino una vocación que transforma vidas, una llama que se enciende en el corazón de quienes dedican su día a día a sembrar conocimiento, empatía y pensamiento crítico. Hoy, nos adentramos en las historias de dos educadores ejemplares, Miguel Ignacio Arbeletche y Daniela Calomeni, cuyas trayectorias nos recuerdan el inmenso valor y la profunda huella de la docencia.
Ignacio Arbeletche: educar para la libertad
Miguel Ignacio Arbeletche, a quien todos en el ámbito educativo conocen simplemente como Ignacio, es Profesor de Construcción Ciudadana y lleva más de 16 años en la docencia; habiendo iniciado su camino en noviembre de 2008. Aunque su formación académica no estaba inicialmente en pedagogía, su entrada al mundo de la enseñanza estuvo motivada por el deseo de trabajar y lograr su independencia. Sin embargo, lo que descubrió fue mucho más profundo, “un mundo muy hermoso en la educación”, especialmente en el encuentro diario con los chicos en el aula. Ignacio confiesa que disfruta muchísimo el contacto con la juventud, escuchando sus inquietudes, sus puntos de vista e intercambiando ideas de una manera que, fuera de este trabajo, probablemente no se daría.
Miguel Ignacio Arbeletche, lleva más de 16 años en la docencia.
Su vocación, nos cuenta, se consolidó en los momentos más desafiantes. Recuerda haber ingresado a trabajar en escuelas consideradas "problemáticas," una época que describe como el momento “más difícil y más serio”. No obstante, el haber logrado sobrellevar ese primer año “muy bravo” le generó una gran autoestima y un renovado interés por seguir trabajando en esa modalidad, “especialmente con chicos a quienes más les ha costado su trayectoria escolar”. Hoy, ese lugar que un día fue duro, es donde se siente “en casa” en términos laborales. Ignacio destaca la sorprendente sensibilidad y empatía de los estudiantes, quienes, en situaciones difíciles para los docentes, “son los que mejor responden y logran contenernos”.
Más allá de los contenidos curriculares, Ignacio tiene un mensaje poderoso para sus alumnos y para la sociedad; cree firmemente que los profesores deben ayudar a los jóvenes a aprender un poco a pensar seriamente, “para que se conviertan en ciudadanos más completos”. Enfatiza el papel crucial de la educación pública para ofrecerles a los chicos las herramientas necesarias para desenvolverse de manera racional y con la capacidad de defender sus derechos. Para él, la docencia es educar para la emancipación y la libertad, “buscando siempre mejoras históricas en el modo de vida en comunidad”.
Daniela Calomeni: la pasión por enseñar
Ahora, conozcamos la inspiradora historia de Daniela Calomeni, profesora de Lengua y Literatura. Para Daniela, la vocación fue una constante en su vida. Desde pequeña, le encantaban la lengua y la literatura, siempre fue “observadora de las letras, del decir, del poder de la palabra”, y de la emoción que estas pueden transmitir. Incluso estudió Locución, lo que amplifica su conexión con la palabra. Ser profesora fue, para ella, un “sueño hecho realidad”, llenando sus primeros años de docencia de mucha alegría y una "pasión desbordante". Era enseñar aquello que ella tanto amaba.
Daniela Calomeni es profesora de Lengua y Literatura.
Lo que más disfruta Daniela de dar clases es la exploración conjunta con sus estudiantes: “intentar descubrir e indagar en las vinculaciones de las distintas artes que hay en un texto... ingresar al universo propuesto por la autora o el autor; conocer de qué se habla, interpretar, tratar de sentirlo”. Sus aulas son espacios de creatividad y conexión. Recuerda con especial cariño una entrevista online que organizó con la escritora Paula Bombara, donde, después de la timidez inicial, los estudiantes no podían parar de hablar. Este año, vivió otro momento “hermoso” al adaptar a radioteatro la obra “Boquitas Pintadas”, con un grupo de estudiantes que interpretaron personajes con ternura, humor; “un momento muy divertido”, que se transformó para ella, “en algo para siempre”.
Para Calomeni, en educación se aprende “todos los días, todo el tiempo”.
De sus alumnos y colegas, Daniela ha aprendido el respeto por todas las miradas y opiniones, la importancia de no prejuzgar y la certeza de que “tenés todo por aprender, todos los días, todo el tiempo”. Su mensaje trasciende el currículo, resalta la importancia vital de la Educación Pública, en la que ella misma se formó y trabaja, considerándola una “verdadera oportunidad para todas y todos para aprender, para obtener un título, para tener una profesión, para vivir mejor”. Y nos recuerda que, implícitamente, en la convivencia escolar se viven y se refuerzan mensajes de respeto, empatía y humildad, y que, ante los desafíos, siempre se vuelve a intentar.
Educar, trasciende…
Las historias de Ignacio y Daniela son un reflejo de la profunda dedicación de miles de docentes que, día a día, con su pasión inquebrantable y su compromiso, construyen futuros, forjan ciudadanía y cultivan la sensibilidad en las nuevas generaciones. En este Día del Profesor, queremos honrar a estos héroes cotidianos, cuya labor es fundamental para nuestra sociedad. Celebrar a nuestros profesores es celebrar la posibilidad de un mundo mejor, más justo y más reflexivo.
Lic. Maira Flores.