(Por Carlos “el Chavo” Ortiz). - Una pena. Es cierto que con el tiempo los jugadores de Wenu entenderán lo mucho que lograron y el lio que armaron para el año que viene. Porque no solo se aseguraron un lugar en la Divisional de Honor de la temporada 2026, sino que además clasificaron a un Torneo Internacional, que todavía no tiene fecha, ni sede.
Este grupo de amigos, que es una verdadera familia, que no es un club, que alquila horas para entrenar, quedó dentro de los dos mejores equipos del país. El segundo mejor en la divisional de Honor.
Impensado hace un par de semanas, pero con el correr de los partidos el elenco dirigido por Sergio Tusset y Lucas De Godos fue edificando, victoria tras victoria, un castillo de siete pisos. Los siete partidos que juega un equipo hasta la instancia final.
Otros apenas jugaron tres. Wenú llegó a los siete partidos.
Anoche perdió el título frente a Jockey Club de Mendoza por 4 a 1. Es cierto que las finales no se juegan, se ganan. Y esto lo entendió bien el equipo mendocino que jugó a no jugar, que se defendió como pudo, que revoleó pelotas por el aire como si fueran satélites y que tuvo un arquero que fue la figura de la cancha.
Gonzalo Montalto fue el mejor. Tapó todo lo que le llegó. Salvo el disparo de Elvis Bahamonde para el descuento del 2 a 1.
Pero Montalto no solo puso un granito de arena para el título de Jockey Club. La bolsa de arena la puso él. Los granitos, sus compañeros.
Wenu lo buscó desde el mismo inicio del partido. Con sus armas, con el cambio de cuarteto de manera permanente, pero le faltó suerte, esa suerte que tienen los campeones.
Tal es así lo de la suerte que le fue esquiva de entrada. En apenas tres minutos de juego, tras un tiro de Ahumada desde media distancia, que se debió en un jugador de Wenú, descolocó a Josué De Godos, que se estaba arrojando hacia su derecha, cuando el balón ingresó cerca de su poste izquierdo.
Solo tres minutos del partido. Uno a cero abajo y a remarla como lo hizo en todo el campeonato.
A Wenú le faltó precisión en los metros finales. Tenía la pelota. Intentó atacar por todos los carriles, pero no fue fino en la definición.
Y también la suerte le fue esquiva. En la segunda llegada del equipo visitante Gianluca Comandini puso el dos a cero, resultado que se rompió, segundos más tarde, cuando Elvis Bahamonde reventó el arco con un verdadero disparo desde el sector izquierdo.
Ese era el momento clave para buscar el empate. El Gimnasio Municipal explotó con el grito de gol. Pero apenas sacaron del medio llegó el tercero. Ni siquiera el envión del descuento, le sirvió a Wenú.
La etapa complementaria fue a todo o nada. Una y otra vez la tozudez de Wenú para buscar el descuento. Una y otra vez Montanto fue edificando una muralla infranqueable en toda la línea de su arco.
Una y otra vez Wenú lo tuvo a tiro de descuento. Una y otra vez Jockey Club probaba la resistencia del techo, de los focos de luces, de las paredes y de las ventanas. Los jugadores mendocinos se cansaron de revolear pelotas a la estratósfera.
Con “el diario del lunes”, todos son técnicos y todos tienen el manual de las soluciones. No fue acertada la decisión de sacar, momentáneamente, a Gonzalo Antieco y poner un arquero jugador como Nehemías Barría.
Justo en la jugada siguiente llegó el cuarto tanto para Jockey, tras un mal pase en la mitad de la cancha. Antieco, a nuestro entender, tiene mejor pegada desde media distancia. Andaba con algunas nanas en su pierna, tal vez el cambio hubiera sido por Josué De Godos.
Pero esto terminó siendo anecdótico.
Jockey Club alcanzó su cuarto título dentro de la Divisional de Honor defendiendo con uñas y dientes cada momento del partido y, sobre todo, aprovechando los momentos claves del encuentro. Solo por eso salió Campeón.
Transporte Wenú tuvo una digna actuación en todo el campeonato y si no se le dio anoche fue solo porque el destino ya estaba marcado.
Claro que ahora se viene un nuevo desafío. Uno de ellos es armar una estructura tal para que Wenú tenga todo el apoyo para el año que viene, porque tiene torneos por demás difíciles y de alto costo.
Lo otro, seguir apuntalando el futbol de la AFE porque a pesar de la lejanía de Esquel hacia los grandes centros urbanos del futsal, la cordillera chubutense sigue dando que hablar.
Un equipo asegurado de la Divisional de Honor, la organización de los torneos a nivel nacional, el estar desde hace varios años en la primera categoría en los torneos de selecciones.
Se logró mucho, tras muchos años de esfuerzo. Habrá que seguir trabajando para subir un peldaño más.