Agosto terminó sin lluvias, como se suele esperar tradicional y estadísticamente en la región patagónica.
Sin embargo, lo inusual de lo cálido que fue el fin de semana volvía a marcar la posibilidad de una nevada repentina. Y al fin, llegó.
Anunciada desde la noche del martes, cuando el cielo empezó a oscurecerse de nubes, la mañana del miércoles dejó un paisaje blanco en los cerros de Esquel y sus alrededores.
La duda está sembrada: ¿Es Santa Rosa?, ¿es la nevada de los teros? Viendo el panorama del país, donde hubo incluso algunas inundaciones, parece coincidir más con la primera opción. Además, la poca intensidad nos da la esperanza de que en la tarde o en los próximos días, llegue una nevada aún más copiosa.
Dependiendo a quién le preguntes, también se espera la nevada de las cachañas, y la de los tulipanes ¿O son la misma? Hasta que no caigan, no podríamos confirmarlo.
Por lo pronto, algunos copos pudieron ser disfrutados en la mañana por las calles de la ciudad y el clima continuará similar en lo que queda del día.
SL