Los depósitos en dólares en el sistema bancario del conjunto de las particulares, empresas e individuos, en cuentas a la vista y a plazo superaron al cierre del último año los USD 22.400 millones, según las estadísticas del Banco Central.
En comparación con un año antes el ahorro en dólares en los bancos se incrementó en unos USD 12.000 millones, a USD 22.444 millones al último día de 2016, esto es más que se duplicaron en apenas doce meses, marcando un récord para el corriente siglo, aunque muy lejos del pico de más USD 50.400 millones que había alcanzado en el primer semestre de 2001, poco antes de la crisis de la Convertibilidad fija de 1 a 1 entre el peso y el dólar.
En un año los depósitos en dólares crecieron en unos 12.000 millones, pero se mantienen muy lejos del récord de la Convertibilidad de más de USD 50.000 millones
El factor determinante de la singular recuperación de ese retorno de divisas al sistema bancario, luego de haber caído a un mínimo de menos de USD 7.000 millones al cierre de 2013, cuando la economía sintió en pleno los efectos del cepo cambiario, el control de importaciones y el exceso de controles sobre los precios y las empresas, que fomentaron la fuga de capitales, fue el singular éxito del blanqueo de capitales.
También crecieron en el último año los préstamos a las empresas generadoras de divisas a través del comercio exterior, sean exportadores, o proveedores preponderantes de bienes, insumos y servicios a compañías que ventas sus productos y servicios del mundo: saltaron de poco menos de USD 3.000 millones al cierre de 2015 a USD 9.144 millones.
Sin embargo, en ese caso apenas pudieron aproximarse al pico posconvertibilidad que se anotó en 2011, año en que terminaron en USD 9.373 millones.
Los préstamos en moneda extranjero aumentaron en poco más de USD USD 6.100 millones, a USD 9.144 al cierre de diciembre 2016
Una de las razones determinantes de la falta de correspondencia del aumento del crédito en moneda extranjera al sector privado con el señalado impulso de los depósitos fue el “efecto de una vez” del blanqueo de activos líquidos en el país y en el exterior.
Pero también, se agregaron la pérdida de vitalidad de las exportaciones, tanto por la lenta maduración de la mejora del tipo de cambio para las economías pampeanas extensivas y las regionales intensivas y la crisis en Brasil, como por atraso cambiario, después de la corrección inicial en el primer mes de Gobierno, que significó no acompañar la depreciación de las divisas de los principales socios comerciales y más aún la suba de los costos domésticos.
Las tasas de interés reales positivas aceleran la apreciación cambiaria y atraen más dólares que incentivos a la demanda para compra de bienes de inversión productiva y cancelar deuda con el resto del mundo
Las autoridades argumentan que con un sistema de flotación cambiaria, sin intervención del Banco Central, el nivel del tipo de cambio lo determina el mercado.
Sin embargo, la preocupación por reducir la inflación con una política de tasas de interés reales positivas, esto es más altas que la inflación, termina afectando la “libertad cambiaria”, porque incentiva el ingreso de divisas para convertirlas a pesos en busca de una renta financiera en moneda nacional que a la postre se convierte también en un renta real asegurada en dólares, mientras desincentiva la inversión productiva que requiere muchas veces de divisas para comprar tecnología, equipos e insumos en el resto del mundo, e incluso cancelar deuda privada con el resto del mundo.