En una definición para el infarto, la división de Honor en Trevelin se definió en el último segundo, donde San Patricio en los pies de Juan Yañez cuando el partido se terminaba le dio el campeonato.
Las cámaras, ubicadas estratégicamente, toman cada gesto de los protagonistas. Decenas de extras en las gradas ponen cara de tensión, expectativa y drama. El reloj, lentamente, en cuenta regresiva, va de cinco a cuatro segundos. Pero parece que tarda horas en hacerlo. Estático, a un costado del set de filmación, un director mira como la escena final de la película se desarrolla tal como la imaginó. El arquero, co protagonista, tiene la pelota en sus pies y puede disparar al arco para derrotar a su rival, el que fue el malo de la película durante varios pasajes impidiendo que el equipo en torno al cual gira la historia alcance la gloria.
Sin embargo, y mientras el reloj al fin alcanza los tres segundos, la toca suavemente hacia su izquierda. Allí está el muchachito de la película. El protagonista principal. El que sabe que a su espalda esta la damisela que se rendirá a sus brazos si es el héroe. El que pasó durante el film toda una serie de infortunios pero que la vida, o el fútbol que a veces es lo mismo, le dará revancha. La pelota se frena tras una hábil maniobra del muchachito carilindo que inmediatamente, y mientras el reloj cambia a dos segundos, lleva su pierna derecha hacia atrás y en una maniobra perfecta, la lleva hacia adelante nuevamente dándole un golpe seco. El balón, blanco y celeste, comienza el viaje final mientras en lo alto el reloj cambia a 1 segundo.
Las cámaras captan a los extras con los ojos grandes, la respiración detenida y vuelven al rostro del malo de la película que tiene el rostro desencajado porque ve venir lo inevitable, el drama de la vida, esa vida que lo que le había dado a lo largo de toda la película, está a punto de quitárselo. El malo estira su brazo derecho esforzándose para alcanzar a una pelota que parece tener vida y esquiva la mano que como garras buscaba atraparla. El Reloj, en lo alto no termina de llegar a cero, y la pelota se mete entre la mano del malo de la película y el ángulo del arco.
El reloj, dios del tiempo, al fin decidió llegar a cero. Lágrimas y festejos. Abrazos por un lado y rostros de desazón por el otro.
Estimado lector. Este texto no es sobre cine, es sobre deportes. La historia fue casi como lo relatábamos, solo que no había actores carilindos, ni extras, ni director de cámara, ni damiselas esperando a su héroe, ni malos ni héroes. Sólo era un partido de fútbol, que tenía el drama simple y común que puede tener una final de un torneo de Futsal local. Pero créanos que se definió tal cual lo contamos, de una manera digna de una película pochoclera de Hollywood.
Los protagonistas fueron los equipos de “Patoruzzu” Jazz Futsal y “San Patricio”. En Juego, estaba el título de Campeón del Torneo Apertura de la División Honor que organiza la Asociación Rojinegra Trevelin Futsal. Dos veces el “indiecito” estuvo arriba en el marcador. Dos veces el “Santo” emparejó las cosas.
Y llegaron los últimos cinco minutos donde pasó de todo.
Primero un penal discutido, dudoso, donde hubo agarrón mutuo entre Sebastián Barrera y Alin Lorenzi y un árbitro que sólo ve infracción de un solo lado y cobra penal para San Patricio y amonesta a Barrera. Alin Lorenzi ejecuta el penal pero contiene Rodrigo Enriquez dando rebote. Ese rebote lo toma Viera y, ahora sí, Barrera va fuerte abajo y lo derriba dentro del área. Otra vez penal, otra vez amarilla para Barrera que ahora se va expulsado. Y otra vez la ejecución del penal por parte de Lorenzi y Enriquez que ataja.
Y llegó el final. Parecía que el partido iba al tiempo suplementario. Cinco segundos, la pelota que el arquero de San Patricio, Jorge García, la juega hacia su izquierda y el derechazo violento y preciso de Juan Yañez que se clava en el ángulo justo cuando el reloj terminaba de cambiar y ponerse en 0. Es el 3 a 2 y el campeonato para San Patricio. Así, de película, fue la definición de uno de los torneos más parejos de los que se tenga memoria en el Futsal trevelinense.
VÉNICA TERCERO
La jornada de Futsal en el Club Coronel Fontana se inició con la definición del tercer lugar entre “Vénica Construcciones” y “Transporte Jacobsen”. Los albañiles, cerrando un gran semestre, se quedaron con el premio al tercer lugar, derrotando al colectivero 5 a 4.
Fuente y Foto: Radio del Molino – Trevelin