Un el pequeño y tranquilo paraje de Las Mercedes, ubicado aproximadamente a veinte kilómetros hacia el oeste de Larroque, en la provincia de Entre Ríos, un evento que debía ser motivo de alegría y celebración terminó en devastadora tragedia. Un cumpleaños y una jubilación que se festejaban en conjunto se convirtieron en el escenario de un crimen que ha dejado consternados a todos los habitantes de la región.
Aquella noche, la fiesta transcurría en un ambiente de alegría y fraternidad. Raúl Alfredo Scherer, cuya vida laboral había alcanzado su fin, celebraba no solo su retiro merecido sino también su cumpleaños número 63. Cerca de 200 personas acudieron al evento para honrar al querido vecino, entre amigos, familiares, y conocidos. Todo se desarrollaba en perfecta normalidad hasta que el reloj marcó aproximadamente las cuatro de la madrugada.
Fue entonces cuando Hernán Morales, un joven cuya presencia no estaba contemplada entre los invitados originales, comenzó a causar problemas. Morales, de 29 años, había tenido anteriormente enfrentamientos con la invitada en cuestión debido a denuncias por violencia de género. Lo ocurrido la noche de la fiesta ha puesto de manifiesto esas tensiones no resueltas. En un acto que puede describirse como de verdadero coraje pero desafortunado desenlace, Scherer intervino para detener el hostigamiento hacia la mujer y le pidió a Morales que se retirara. Sin embargo, Morales no solo se retiró, sino que lanzó amenazas ominosas sobre un futuro regreso.
La promesa no quedó sin cumplir y, según los informes de la investigación, el joven se dirigió a un establecimiento donde su padrastro era encargado. Allí, tomó posesión de dos armas de fuego: una escopeta calibre 12.70 y una carabina calibre 22. Regresando al lugar del evento armado, Morales disparó antes de ingresar y el proyectil impactó fatalmente en la pierna del anfitrión, provocando una herida en la ingle que resultó ser mortal. A pesar de recibir ayuda y ser transportado con rapidez al hospital San Isidro Labrador, Scherer falleció poco después de su arribo debido a la pérdida significativa de sangre.
La noticia del tiroteo se expandió rápidamente por la celebración y, en medio del caos, los asistentes lograron desarmar a Morales. Las autoridades se hicieron presentes rápidamente ya que Morales fue reducido y golpeado por los asistentes, y luego trasladado al Hospital Centenario en Gualeguaychú, donde permanece bajo estricta vigilancia policial mientras se espera que recupere el estado de salud para enfrentarse a la justicia.
La fiscal Emilce Rivollier tomó las riendas de esta compleja y delicada situación legal. La investigación se ha enfocado en el esclarecimiento total del caso, recogiendo pruebas y analizando detenidamente todos los elementos pertinentes. Se informó además que las cámaras de seguridad del lugar pudieron depositar imágenes cruciales del incidente fatídico, proporcionando evidencia visual suplementaria para este caso.
Por otro lado, indagaciones previas han revelado un inquietante perfil de Morales, previamente residente en Buenos Aires, donde su vida fue afectada por problemas de adicción. Decidió retornar a Entre Ríos para vivir junto a su madre y su padrastro en el establecimiento cercano al lugar de los hechos. Los rumores locales ya lo señalaban como una persona propensa a causar desórdenes, trayendo consigo un historial de denuncias y conducta inadecuadas.