11 de Diciembre de 2025
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El incendio de El Turbio desde adentro: Tensión, cansancio y la entrega de quienes combaten las llamas

En un incendio donde las distancias se vuelven eternas, la visibilidad se pierde y el terreno es una trampa de árboles caídos y madera ardiendo, un brigadista relata la dureza del trabajo en cada avance y cada jornada al límite.

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El testimonio del brigadista David Viaytes registrado en video desde el incendio de El Turbio, muestra la dureza real de un operativo que exige cada músculo y cada minuto de luz.

 

El incendio desde adentro

 

En las imágenes grabadas por Viaytes (que acompañan este informe) se ve el paisaje devastado tras una jornada de combate.

 

Momento de repliegue con los muchachos. Terminó el día”, se lo escucha decir mientras enfoca árboles viejos y alerces caídos, completamente quemados. La cámara se mueve entre troncos negros, humo y senderos abiertos a fuerza de herramientas y agua. Es un registro crudo y directo de cómo se ve el incendio desde la línea de fuego.

 

 

“Nos ponemos a disposición del dueño del incendio”

 

En diálogo con Red43 Comarca Andina, Viaytes explicó que este incendio es de jurisdicción provincial. “Nosotros, como Parques Nacionales, fuimos en apoyo. Siempre nos ponemos a disposición del dueño del incendio”, explicó.

 

Su grupo esta integrado por personal de Parque Nacional Los Alerces, Nahuel Huapi y Lanín. Un solo equipo, formado por brigadistas de distintos parques, trabajando codo a codo.

 

 

Nos dedicamos siempre a trabajar con equipos de agua y mangas”. Por eso, explicó, en algunos videos se ve a brigadistas caminando sin herramientas. “Van trasladándose de un lugar a otro a buscar material y vuelven con equipos pesados, con mangas y motobombas. Se trabaja solo con agua en ese caso”.

 

Distancias eternas, topografía extrema y humo que no deja ver

 

La dificultad principal del operativo, según Viaytes, no es una sola: fue la combinación de varias.

 

Lo más difícil eran las distancias y el terreno”, describió. Llegar al sector de trabajo implica horas de caminata. “Si eran cuatro horas de caminata, llegabas… pero después tenías que volver porque se terminaba la luz”.

 

La topografía pronunciada genera un fenómeno que complica todo: la inversión térmica. “El humo se estaciona en las mañanas. No hay visibilidad”, explicó. Con el humo bajo, los helicópteros tampoco pueden operar. “Dependíamos pura y exclusivamente de los traslados aéreos… pero con baja visibilidad, no vuelan”.

 

Cuando logran entrar, explicó, los pilotos enfrentan otra dificultad: el viento. “Te sacude para todos lados”, contó.

 

 

 

Combustible pesado y un incendio con historia

 

El terreno de El Turbio también acumula un factor que potencia la intensidad del fuego: combustible grueso. Viaytes lo explicó así:
Es parte de un incendio viejo. La gente del lugar decía que era más o menos de 2015”.

 

La consecuencia es evidente: “Queda mucho tronco grande, seco… y eso hace que el fuego tome mucha intensidad. Mucho palerío, difícil para caminar, con mucha carga de combustible disponible”.

 

A esto se suman los tres elementos que definen el comportamiento extremo del fuego: topografía, meteorología y combustible. En este incendio, los tres juegan en contra.

 

 

Avances y contexto: el flanco izquierdo cedió

 

Aunque el foco continúa activo, el último parte oficial del Servicio Provincial de Manejo del Fuego confirmó avances en el flanco izquierdo, donde las tareas del miércoles permitieron una reducción importante del comportamiento del fuego.

 

En el resto del sector, en cambio, las condiciones siguen siendo extremas debido a la mezcla de topografía escarpada, viento, vegetación nativa y material pesado aún encendido.

 

Un operativo que exige todo

 

En el incendio trabajan brigadistas del SPMF y personal de múltiples organismos provinciales y nacionales, además de apoyo logístico, meteorológico y sanitario

 

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Pero dentro del fuego, en los senderos que no aparecen en los partes y en las horas que se consumen entre humo y silencio, la historia la cuentan quienes están ahí.

 

Cuando cae la jornada y el humo se mezcla con el último hilo de luz, en cada golpe de viento y en cada tronco que arde, la naturaleza muestra su grandeza y también su fragilidad. Lo que el fuego destruye no es solo bosque: es historia, vida, refugio.

 

Y aun así, frente a esa inmensidad herida, hay mujeres y hombres que avanzan sin descanso, sosteniendo con su trabajo lo que todavía puede salvarse. A ellos, a quienes caminan entre cenizas para que algo vuelva a brotar, nuestro respeto y gratitud profunda.

 

O.P.

 

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