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17 de Diciembre de 2025
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Charlá Café: donde el grano se muele en el momento y la familia es el corazón

Esteban "Chiqui" Varrente nos abre las puertas de Charlá Café: un refugio familiar en Esquel donde la calidad no se negocia, el grano se muele en el momento y hasta el mate tiene su propio ritual.

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Para Esteban "Chiqui" Varrente, la vida tiene un aroma particular: el del café recién molido. Ubicado en 25 de Mayo casi Alvear, en pleno centro de Esquel, su local es mucho más que una parada de paso; es un refugio familiar que ya lleva más de una década en la ciudad, los últimos cuatro bajo su mando personal. Cuenta que todo empezó por una casualidad, cuando un amigo buscaba un cambio de rumbo y le ofreció el lugar. Sin dudarlo demasiado, Esteban se lanzó a la aventura y hoy trabaja a pleno en un rubro que, aunque nuevo para él, lo atrapó por completo.

 

Aunque su formación viene de la gimnasia y la actividad física, su compromiso con la excelencia nació durante un viaje a Colombia con el grupo del Club Independiente. Allí, en plena zona cafetera, recorrió plantaciones y aprendió los secretos del proceso, desde la siembra hasta la cosecha. Esa experiencia le dejó una enseñanza clara que aplica cada mañana en Esquel: para que el café sea siempre superior, hay que cuidar los detalles técnicos. Por eso utiliza la línea premium de marca Cabrales, usa "el mejor café". Asevera que para tener un buen café, se debe vigilar el color del grano tostado y, fundamentalmente, se debe moler el grano en el preciso instante en que se va a servir para conservar todas sus propiedades intactas. 

 

 

 

En una ciudad como Esquel, donde todos se conocen, "Chiqui" apuesta a la identidad local y a la confianza. Sus insumos provienen de proveedores locales como Reina Mora y La Panificadora de Esquel, manteniendo una filosofía innegociable de no bajar la calidad por más que el contexto económico sea difícil. Según nos cuenta, el cliente habitual lo nota y lo agradece, estableciendo un vínculo cercano que hace que muchos ya se sienten como en su propia casa, levantando su mesa o sirviéndose con la confianza de años. Respecto al turista, Esteban nota que a veces llegan con otras costumbres o nombres para los pedidos, pero asegura que el servicio y la calidez son siempre los mismos.

 

Al cerrar este 2025, el balance para Charlá Café es positivo. A pesar de que el invierno no fue tan intenso como otros años, el flujo de gente se mantiene gracias a los puntos altos de la temporada, como la floración de los tulipanes o el verano. Lo que realmente sostiene el negocio es su esencia de emprendimiento familiar. Con sus hijos y Ema a la par, el objetivo es que el local rebose alegría durante toda la jornada, ya que al pasar tantas horas allí adentro, el buen clima es fundamental para que el cliente también se vaya renovado. "Yo no me puedo quejar, gracias a Dios", afirma Esteban. "Hacemos hincapié en mantener una buena calidad en los productos, y unos buenos precios. Entonces, gracias a Dios tenemos gente que viene todos los días a tomar su cafecito, y seguir con su rutina."

 

Además de su propuesta cafetera, Esteban decidió innovar con un servicio que refleja su propio gusto: el ritual del mate. A través de una charla con el conocido "Mugre", decidió ofrecer distintas variedades de yerba para aquellos que prefieren evitar el café pero no quieren resignar el momento de la charla compartida. El local abre sus puertas temprano, a las siete de la mañana, y tras un breve descanso al mediodía, retoma la actividad a las cuatro y media de la tarde hasta que la última charla se apaga, cerca de las nueve de la noche. Es una invitación abierta a sentarse, probar algo rico y disfrutar de la rutina sin apuro.

 

 

 

E.B.W. 

 

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