El trabajo de las investigadoras locales Gabriela González y Yamila Arias, tomó relevancia internacional con la publicación de la revista internacional Mycological Progress, perteneciente a la editorial Springer Nature.
Dicho estudio es presentado por las jóvenes en Red43: “Pertenecemos al área de fitopatología y microbiología aplicada del CIEFAP y trabajamos con la doctora Carolina Barroetaveña, la doctora María Belén Pildaín y en este trabajo en particular también con el doctor Mario Rajchenberg. Estamos cerrando el año con un trabajo súper lindo que venimos llevando a cabo hace tres años y que se desprende de mi tesis doctoral”, detalló Arías.
Arias está haciendo su beca doctoral en la UNLP en la Facultad de Ciencias Exactas y trabaja el Centro de Investigación y Extensión Forestal Andino Patagónico, como ingeniera de alimentos: “Yo trabajo con el llao llao, con el género Cyttaria, hablando con palabras científicas y lo que busco es utilizarlo como un potencial gelante natural en matrices alimentarias”.
En la identificación de las muestras de hongos y su potencial único, surgió el eje del estudio: “Con Gaby identificamos algunas diferencias sutiles entre las especies que se creían que eran lo mismo y fue ahí donde nos cuestionamos si verdaderamente estábamos hablando de lo mismo y empezamos como este exhaustivo trabajo de campo y de diferentes técnicas que llevamos adelante para dilucidar justamente de que se trataban de especies nuevas”.
Las particularidades de la Patagonia, plasmadas en la ciencia: “Son especies propias endémicas, del lugar, estamos encontrando diversidad que estaba oculta de alguna forma. Nosotras destacamos que estos hongos ya existían, tienen un amplio registro de uso ancestral las comunidades mapuche-tehuelche lo conocían muy bien".
Conocimiento ancestral llevado a estudios modernos: “Tomando ese conocimiento ancestral y también tomando investigaciones previas que se han hecho en relación a este género para poder confirmar y describir estas dos nuevas especies uno cuando hace ciencia, mediante técnicas moleculares, de microscopía y un exhaustivo trabajo de campo”.
Hasta el momento se conocían 11 especies de esa familia de hongos, distribuidas geográficamente: “Siete especies las compartimos con Chile y cuatro están solamente presentes en Australia y Nueva Zelanda. Nosotras sumamos 2 especies más, que son de nuestros bosques y que no están presentes en otro lugar del mundo”.
Estos hongos no son solo endémicos, sino que también son parásitos de árboles autóctonos: “Son hongos parásitos que no pueden vivir de forma libre, no tienen la capacidad de hacerlo ni de reproducirse, ni de sobrevivir y en particular en Patagonia están asociados a todo lo que es notofagus entonces lo encontramos en la lenga, crecen únicamente en la lenga”.
El nombre de las especies es un homenaje a una trabajadora que ya había explicado sus particularidades: “Una de las especies se llama Citaria gamundiae y es en honor a la micóloga Irma Gamundi, que falleció en el 2023 y pudimos hacerla parte de este trabajo. Nos basamos mucho en sus trabajos para terminar de dilucidar estas nuevas descripciones. Irma ya en los años setentas ya observaba diferencias y lo decía en sus artículos”.
El conocimiento de nuestras particularidades, en la ciencia, representa una puesta en valor de nuestras capacidades: “Conocer la gran diversidad que tenemos nos permite cuidar de mejor forma nuestra diversidad. Conocer los recursos de nuestro bosque, pensar en nuevas posibilidades en innovar, en desarrollar productos alimenticios sobre todo con este género que es comestible”.
SL