28 de Agosto de 2025
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Incendio en El Bolsón: Científicos del CONICET trabajan en restauración y manejo de riesgos en bosques nativos

El fuego afectó 3.800 hectáreas en Mallín Ahogado y el ANPRALE, incluyendo bosques nativos, humedales y áreas productivas. A siete meses del desastre, un equipo interdisciplinario analiza su impacto y planifica medidas de recuperación.

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Los bosques nativos andino-patagónicos son reconocidos por su riqueza ambiental y su papel fundamental en la conservación de la biodiversidad y los recursos hídricos. Sin embargo, en los últimos años, estos ecosistemas se ven cada vez más amenazados por incendios forestales frecuentes y severos, con consecuencias ambientales, sociales y económicas.

 

 

En respuesta al incendio “Confluencia”, ocurrido entre finales de enero y marzo de 2025 en el Área Natural Protegida Río Azul – Lago Escondido, en Mallín Ahogado y zonas aledañas de El Bolsón (Río Negro), el gobierno provincial convocó a más de veinte especialistas del CONICET para desarrollar un diagnóstico integral y planificar estrategias de manejo, prevención y restauración de la zona afectada.

 

El fuego devastó unas 3.800 hectáreas, de las cuales 2.100 corresponden a bosque nativo. Además, se vieron afectadas plantaciones forestales, humedales y aproximadamente 150 establecimientos agrícolas, así como 220 viviendas y más de 700 turistas evacuados, generando pérdidas millonarias y daños a la producción local.

 

 

Diagnóstico interdisciplinario y restauración

 

“El trabajo articulado entre el equipo del CONICET y los actores afectados es un gran desafío, que requiere equilibrar intereses y expectativas respecto del proceso de reconstrucción y restauración”, señala Javier Grosfeld, coordinador general del proyecto y responsable del Área de Desarrollo de Proyectos Institucionales del CONICET Patagonia Norte.

 

Los especialistas evalúan tanto la severidad del incendio —es decir, el impacto sobre la vegetación y el suelo— como los riesgos ambientales posteriores, que incluyen erosión, deslizamientos, aluviones y cambios en cursos de agua. Según Thomas Kitzberger, investigador del INIBIOMA, la severidad no solo mide el daño inmediato, sino también la capacidad de regeneración natural del ecosistema, que puede ser heterogénea dependiendo de la vegetación, topografía y comportamiento del fuego.

 

Por su parte, Gustavo Villarosa, del IPATEC, explica que la evaluación geoambiental permitirá desarrollar un sistema de monitoreo con participación ciudadana, que funcione como alerta temprana para prevenir futuros desastres y gestionar riesgos derivados de fenómenos naturales inducidos por incendios.

 

 

El Programa Integral de Manejo de Riesgo y Restauración del incendio Confluencia contempla múltiples etapas: diagnóstico de severidad, análisis de riesgos ambientales, evaluación social y productiva, educación ambiental y planificación turística. Participan especialistas del INIBIOMA, IPATEC, IIDyPCa, IRNAD, CIEFAP e IFAB, quienes trabajan junto a técnicos provinciales y actores locales.

 

“Antes de pensar en la restauración final, debemos realizar un diagnóstico completo que priorice áreas de intervención”, afirma Grosfeld. La restauración considerará acciones activas y pasivas, manejo de ganado, control de especies exóticas y promoción de la regeneración natural del bosque.

 

El científico remarcó la importancia de la prevención: “Hay que construir comunidad y reconstruir la comunidad. La prevención para los incendios forestales empieza primero por un lote, una manzana, después el barrio y la ciudad o el área. El trabajo conjunto entre los ciudadanos con las instituciones es fundamental. En la región andino-patagónica vamos a estar todos los años en situaciones de riesgo vinculadas a los incendios forestales. El primer paso es la toma de conciencia y después pensar cuáles son las acciones que cada uno puede hacer desde su lugar”.

 

 

 

O.P

 

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