Algunos juguetes se transforman en un universo completo para los chicos. Un peluche puede ser compañero de juegos, guardián de sueños y refugio frente a los miedos. Cuando desaparece, el vacío que deja es inmenso. Y un padre sabe que, aunque parezca difícil, mover cielo y tierra para recuperarlo es un gesto de amor que puede devolverle la calma a su hijo.
Eso es lo que está haciendo Diego Iturrioz, papá de Milo, un nene de seis años de la localidad de Sarmiento. El domingo 7 de septiembre, durante una visita a Comodoro Rivadavia, la familia perdió a “Teddy”, el osito de peluche que Milo lleva consigo desde hace cuatro años.
El juguete se extravió en el supermercado La Anónima del centro o en sus alrededores. Desde entonces, comenzó una búsqueda desesperada para encontrarlo: incluso ofrecieron una recompensa de 50.000 pesos a quien lo devuelva. “No es el valor económico, sino el valor afectivo”, remarcó el padre.
El osito había pertenecido antes a la mamá de Milo y fue la abuela quien lo rescató de donde estaba guardado. Fue amor a primera vista: el nene lo eligió y desde ese momento no lo soltó. Se convirtió en su inseparable compañero. “No podemos entender cómo lo perdió. Estábamos en La Anónima, después fuimos a los jueguitos y a tomar un helado. Cuando nos dimos cuenta, Teddy ya no estaba”, contó Iturrioz.
La familia intentó mantener a Milo al margen de la búsqueda para protegerlo, pero la ausencia del peluche no pasa inadvertida. “Es su compañero inseparable, lo extraña muchísimo. Por eso decidimos tomar la iniciativa como padres. Queremos que vuelva con Milo”, expresó Diego.
En el camino también aparecieron obstáculos. Hubo intentos de estafa de personas que aseguraban tener el juguete. “Les pedimos fotos, pero empezaron a decir ‘si no lo querés lo tiro’. Bloqueamos el número y seguimos adelante”, relató el papá, decidido a no rendirse.
Milo es un nene inquieto y extrovertido. “Es muy enérgico, de esos que no paran. Hace amigos enseguida, pero no le gustan los deportes. Prefiere el ajedrez, que le inculcó su hermana Vani, de 12 años. Es buen alumno, aunque bastante distraído; la seño nos dice que a veces se aburre y charla, pero en los exámenes siempre logra resultados destacados”, contó Diego con orgullo.
La familia había viajado a Comodoro para que los chicos disfrutaran de una salida distinta. “Cuando el bolsillo lo permite, vamos porque a los chicos les gusta mucho la ciudad”, dijo el papá. Ese paseo terminó con una búsqueda que ahora se multiplica a través de las redes sociales. “Se agradece compartir para que la publicación no se pierda”, pidieron en su mensaje publicado un grupo de compra y venta de la ciudad.
Fuente: ADN