19 de Septiembre de 2025
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23 años de la tragedia del Dique Ameghino: "A varios todavía nos cuesta hablar del tema”

A 23 años de la tragedia del Dique Ameghino que se llevó la vida de ocho chicos y una docente, un sobreviviente revive la historia en primera persona y cuenta sobre su libro, que narra lo que nunca debió pasar.

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La historia es conocida, pero no por eso menos dolorosa.

 

El 19 de septiembre de 2002, una excursión escolar terminó en tragedia en el Dique Florentino Ameghino. Ocho chicos y una docente de la Escuela Nº 39 "Fragata Libertad" de Merlo, Buenos Aires, murieron al colapsar una pasarela colgante. Tenían entre 10 y 13 años. Hoy, 23 años después, el recuerdo no se borra. La herida tampoco.

 

Pero lo que cambia (lo que por fin empieza a decirse) es cómo lo vivieron quienes estuvieron allí. Fernando Garay, uno de los sobrevivientes, habló con Red43. Es autor del libro "Chicos Héroes del Sur", una obra escrita desde la memoria, la tristeza... y también desde el valor.

 

Nos íbamos a sacar una foto”, repite. Lo mismo que dijo cuando tenía 10 años, y que todavía pesa como una piedra.

 

 "Chicos Héroes del Sur": contar para sanar

 

Garay no solo fue testigo del derrumbe. Estuvo colgado del puente. Nadó entre escombros y compañeros que no lograron salir. Lloró. Se congeló. Sobrevivió.

 

Hoy, con 33 años, busca que lo que vivieron no se distorsione ni se olvide. En diálogo con Red43, relató:

 

“El libro nace porque no había información real en internet. Se decían cosas que no eran. Algunos afirmaban que habíamos cruzado al otro lado, que intentamos forzar el paso al camping. Pero eso no es cierto. Nunca cruzamos. El puente se cayó cuando estábamos en la mitad.”

 

 

Garay también se refirió a la desinformación que rodeó al hecho durante años:

 

“Muchos no podían hablar del tema. Algunos no han vuelto a viajar en excursiones escolares. Yo mismo no he vuelto al sur. Y otros siguen en tratamiento psicológico.”

 

 

El día que cambió todo

 

La excursión tenía como destino final Punta Tombo, pero las lluvias de la jornada anterior impidieron el acceso. Como alternativa, los docentes decidieron visitar el Dique Florentino Ameghino.

 

Una pasarela colgante de madera y cables (de uso turístico) fue el lugar elegido para la última foto del viaje. Sin embargo, nadie advirtió que el puente tenía capacidad máxima para tres personas. El cartel que lo indicaba no estaba: lo habían quitado para pintar. Otro, en el extremo opuesto, era imposible de ver desde donde estaban los chicos.

 

Subieron más de 50 personas. El puente colapsó en segundos.

 

“Yo tenía 10 años. Éramos unos 40 chicos y 3 adultos en la pasarela. Caímos al agua helada. Varios murieron por hipotermia, además de golpes y ahogamiento”, recordó Fernando.

 

 

Entre las víctimas estaban Valeria Yamila Moreno, hallada días después, y Walter Damián Caballero, uno de los primeros en ser encontrado.

 

 

Frío, gritos y una ayuda que no llegó a tiempo

 

Según Garay, la primera asistencia no vino del Estado, ni de las autoridades educativas. Fue de los vecinos.

 

“La gente del lugar fue la que nos secó, nos dio ropa, nos salvó. Después, el municipio de Merlo ofreció atención psicológica. Pero con Chubut no hubo más contacto.”

 

 

El operativo de rescate fue caótico. Padres y madres viajaron desesperados desde Merlo a Chubut, sin contención. Tuvieron que identificar los cuerpos. Aún hoy, muchos de los sobrevivientes no pueden hablar del tema sin quebrarse.

 

Una justicia que tardó 22 años

 

En 2006, seis docentes y un ex jefe comunal fueron condenados por homicidio culposo. Y recién en 2025 (dos décadas después) se dictó una sentencia civil histórica: Las provincias de Chubut y Buenos Aires deberán indemnizar con $4.000 millones a los familiares de las víctimas y sobrevivientes, por no haber garantizado la seguridad mínima en el viaje educativo.

 

La demanda apunta a las instituciones responsables de haber permitido el cambio de destino sin medidas preventivas.

 

“Ese día debíamos estar en Punta Tombo. Nadie autorizó ir al Dique”, remarcó Fernando.

 

 

Cada septiembre, caramelos al río

 

En el sitio del accidente hoy hay un monumento. Cada 19 de septiembre, todavía hay personas que se reúnen allí. Llevan flores. Llevan silencio. Llevan caramelos. Los sueltan al agua en homenaje a esas infancias interrumpidas.

 

Garay cuenta que muchos de los chicos que lograron salir del agua, volvieron a tirarse para rescatar a sus compañeros.

 

“Por eso el libro se llama Chicos Héroes del Sur. No somos víctimas solamente. Muchos fueron valientes. Hicieron lo que pudieron para salvar al otro.”

 

 

 

 

O.P

 

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