(Texto de Carlos “el Chavo” Ortiz). - Ya está bien, pero solo puede caminar. Nada de correr, nada de trotar. Por el momento nada de competir en las grandes distancias dentro de las carreras de montaña. El cuerpo le está dando señales, una de ellas bastante compleja, por cierto, que estuvo a punto de costarle la vida.
Luis Cayulef, de tan solo 23 años, sufrió el pasado lunes 25 de agosto una severa descompensación mientras entrenaba por la ruta en inmediaciones a la estación de servicio Axion.
Cuando sintió grandes palpitaciones mientras estaba corriendo a alta velocidad, bajó la intensidad de carrera pero, paradójicamente, las palpitaciones seguía aumentando. Dejó de correr y padeció lo peor.
Se desmayó y perdió el conocimiento. Detrás de él, venía trotando a una distancia de 400 metros Diego Colabelli, compañero de él.
A lo lejos vio que se caía, apuró el paso y lo asistió. Primero Luis no lo reconoció, pero luego pudo levantarse. No quiso ir en ese momento al hospital. Grave error del atleta que no tiene un trabajo estable, pero que entrena como uno de deportista de elite.
Previo a este suceso, Luis Cayulef se había hecho estudios médicos, pero no tenía hasta ese momento los resultados.
Cuando el médico tuvo los análisis en sus manos, la repuesta fue inmediata. Todos los estudios salieron mal.
De correr todos los días, de participar en las mejores carreras de montaña, hoy por hoy, Luis apenas puede caminar.
Esta mañana le coloraron un holter cardíaco, aparato que deberá tenerlo por 24 horas.
El cuerpo le dio señales, una por demás muy fuerte. Pero lo importante es que el “Barba” le dio una oportunidad más.
Seguramente la falta de trabajo, el no poder alimentarse como debe hacerlo un atleta de elite, la pérdida de su hermana hace algunos años y el no poder participar en Destino Madryn (la primera carrera que corrió y que ganó tras el trágico desenlace de su hermana), son golpes que tal vez un cuerpo no los pueda tolerar.
Claro que Dios lo puso en alerta. Y le dio una nueva oportunidad.